Bale se borra y está 'out'

Cuando el miércoles anunció el club la lista de convocados para la ‘final’ del Etihad y se supo que Gareth Bale no iba entre los citados, muchos compañeros de profesión (en el uso legítimo de su criterio informativo y periodístico) pusieron en duda la decisión de Zizou al considerar que para un partido tan trascendente como el del City de Guardiola suponía una concesión injustificada prescindir del galés. Pero pasadas unas horas el propio Zinedine ha zanjado el misterio poniendo en la diana al verdadero culpable de esta situación: Bale. El galés le pidió a Zizou no jugar y quedarse en Madrid. Ya no extraña este comportamiento en el ex Galgo de Cardiff. Esto me permite explicar y entender por qué en los entrenamientos de esta semana se le veía a Gareth feliz y sonriente, como si su ostracismo le trajese al pairo. Su felicidad no pasa por jugar al fútbol. Otros se morderían las uñas y harían vudú a su entrenador al verse fuera del equipo. Todo lo contrario que Bale. En realidad, él ya lo ha confesado muchas veces. Le gusta Madrid, su sol y sus campos de golf. También ha reconocido que lo peor del fútbol es la disciplina de tener que ir encorsetado por unos horarios y unos viajes obligados para desempeñar su profesión. No le hace feliz esa rutina. Pues tranquilo, Gareth, que ahora te quedas en tu bonita casa de la capital, donde tienes varios hoyos para poder practicar tu putt y tu swing mientras que tus compañeros, comprometidos hasta las trancas, se juegan su futuro en Europa esta noche ante la elitista tropa del City.

Espero que desde ahora quede claro quién es Bale y quién es Zidane. El francés ha hecho historia en el Madrid, pase lo que pase esta noche. Y ha dejado huella por su señorío, su carisma y su saber estar. Bale también ha hecho historia en las finales de Mestalla, Lisboa y Kiev, pero más allá de eso sólo ha dejado las fotografías de sus bonitos goles. No ha empatizado jamás con la afición del Bernabéu y gestos como el de no viajar a Mánchester en el Día D le delatan. Bale no está comprometido con este proyecto y no lo disimula. Desde su noche de gloria en Kiev (en la que ya lanzó un desafío a Zidane poniendo en duda su futuro) no ha vuelto a dar una alegría a la afición. Sólo sabemos de él por las bravatas de su agente, Jonathan Barnett, que se atreve a meterse con los aficionados blancos (“deberían besar los pies de Gareth, debería darles vergüenza”). Lamentable. Ni siquiera recordamos cuándo fue su último gol con el Madrid. Bale está ‘out’. Zidane está ‘in’. Fin del debate.