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Cuando Harry y Sally descendieron

Hasta el descenso del Espanyol nunca acabé de tomarme en serio eso de que Cuando Harry encontró a Sally en realidad contuviese mensajes futbolísticos de primer orden. Y eso que yo he seguido siempre a pies juntillas la doctrina Billy Crystal en aquel clásico de Rob Reiner: su Harry Burns nunca llevaba a su pareja al aeropuerto al principio de una relación sentimental (desde Manhattan hay una tiradita a cualquier aeródromo de NY), y por eso yo, en mi juventud de resúmenes precarios y escasez de fútbol televisado, no me perdía Estudio Estadio bajo ningún concepto. Me explico: escapaba pronto en las citas de los domingos, y más cuando quise que aquella chica prodigiosa fuese para toda la vida. Si sobreactúas la primera vez para impresionar, ya no hay vuelta atrás: el día que no repitas serás una decepción.

David López y De Tomás, en el derbi.
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David López y De Tomás, en el derbi.ALBERT GEAREUTERS

Pero había más: está todo ese empeño de Harry Burns por convencer a Sally de que un hombre no puede ser amigo de una mujer que le parezca atractiva. ¿Y si no le parece atractiva? Tampoco, insiste Harry, que se lleva su merecido en el orgasmo fingido de Meg Ryan. ¿Puede un buen hincha ser solo amigo de su equipo?

Lo que queda de verano se presentaba perfecto para tomar distancia, pero, de repente, con el cabreo y la desilusión, un día después de consumarse el desastre te ves haciendo un excel de altas y bajas (sobre todo bajas), criticando la tardanza en llegar del futuro entrenador, metiendo baza de oídas en conversaciones sobre la idoneidad de una Segunda de 24 o haciendo cábalas sobre los ascensos de Segunda B: el Cornellà quizá pagaría el alquiler del RCDE Stadium, pero el Barça B sería un rival menos para el ascenso, a pesar de la humillación de jugar contra el filial del eterno rival. Soy carroza ya –y la prueba definitiva es utilizar aún la palabra carroza– y ese miedo ya lo superé con una victoria 1-2 en el Mini Estadi en 1993. Con sobredosis de Estudio Estadio y goles de Iotov en la mochila no se puede ser solo amigos. Y es imposible fingir la pasión. Las penas de fútbol sólo se curan con más fútbol.