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En la tónica postconfinamiento: el Pucela mereció más

Valladolid

Derrota demasiado abultada para los méritos del Real Valladolid en Ipurua, que no tuvo fortuna. Y es que a cada tramo de buen fútbol de los blanquivioletas, los armeros respondieron con goles. Unos primeros 20 minutos de fútbol blanquivioleta, penalti a Toni incluido que no se pita, se ven cortados de raíz por un primer tanto a la salida de un córner, la lesión de Olivas y un segundo gol  fruto de un exceso de confianza de Fede San Emeterio. Caro, que no tuvo un partido brillante, se escora para pegar y el mediocentro pasa sin mirar hacia el centro del área con el resultado del gol de Inui. Tan poca fortuna tuvo el equipo blanquivioleta que, en la primera parte, sacó seis córner y no hizo peligro, mientras que los vascos sacaron uno y abrieron el marcador.

No era el día porque el Real Valladolid dominó la segunda parte, generó ocasiones, marcó, tras fallar el penalti, Guardiola, y mereció, al menos, empatar con ocasiones muy claras y con un juego más brillante que el de la primera parte, con más oportunidades y más verticalidad. No era el día. Y es que igual que no se pitó el penalti de Toni en la primera parte o una mano en la segunda, Soto Grado sí concedió el de Nacho sobre Charles. Dudoso.

Y volvemos al asunto de las manos dentro del área. Vaya por delante que a mí la que se produce dentro del área del Eibar después del 2-1 me parece involuntaria y no pitable, pero me mosqueo cuando veo que jornada tras jornada se marcan los once metros en situaciones idénticas. Vuelvo a decirlo. La subjetividad sobre la señalización de penalti sólo se acabará cuando cualquier mano dentro del área se marque como pena máxima. Prorrogar este sistema en el que cada trencilla pita lo que tiene a bien dependiendo del partido sólo fomenta la polémica.

Así que encaramos el final de semana y de esta liga atípica con 39 puntos, a la espera de recibir al Betis el domingo, con la cabeza puesta en Marbella y los chicos de Baraja. Por suerte, el primer equipo ya está salvado y la derrota ante Mendilibar duele menos. El equipo blanquivioleta, como en muchos de los partidos postconfinamiento, mereció más en Ipurua, pero se vuelve a Valladolid de vacío.