Escalar el Everest o un portillo

Al Villarreal se le presenta como cada año su particular subida al Everest de la Liga, cúspide que a los amarillos se les atraganta y les hace sufrir. De las 20 veces que lo han intentado, solo en una hicieron cima o, la rondaron del verdad, con una victoria y cuatro empates contra el Real Madrid. Con ese bagaje negativo, Calleja debe decidir si echa el resto en el intento o guarda fuerzas para un esfuerzo final más liviano. Y es que la subida a Valdebebas se presume escarpada y con mal tiempo, con un Madrid lanzado y que ya huele a metal. Por ello, el Villarreal sabe que allí deberá desgastar mucho a su equipo. Mucha pelea para un premio complicado.

Calleja piensa que tres días después, sin casi descanso, deberá volver a hacer otra alineación, con idéntico premio en juego y con alguna opción de éxito mayor. Y es que el Eibar (ya salvado) y en La Cerámica, no se parece en nada al muro blanco. Así que la historia pasa por resguardar a parte de los mejores este jueves, apostando por un equipo más fresco y ver de qué es capaz, que a fin de cuentas para eso está el fondo de armario. Ya el domingo meterá toda la carne en el campo, con la idea de que ese descanso que acumula puede ser decisivo para asegurar la quinta plaza. A fin de cuentas Calleja tiene fondo pero no una cesta doble. Debe elegir en cuál pone los mejores huevos.