De este fin de semana no debe pasar
La situación es muy buena y la victoria del Mallorca ante el Levante, que entraba dentro de la lógica, no cambia mucho las cosas. Frustradas las opciones de permanencia matemática del martes en Valencia y de la jornada del jueves, la siguiente bala es la del Barcelona en Zorrilla. No parece la baza más segura, pero no se puede desdeñar dado el mal momento azulgrana y la seguridad defensiva de los de Sergio. Aunque, insisto, la mayor esperanza la tengo depositada en el Sevilla-Mallorca del domingo por la noche. Con la lógica más lógica en la mano, el Sevilla no debe fallar. Porque no ha perdido desde la vuelta del fútbol, porque en su estadio sólo han ganado Villarreal y Real Madrid. Porque el Mallorca fuera baja mucho su rendimiento. Por casi todo, pero hasta que no se certifique, las orejas bien tiesas. No sea que haya que ir a jugársela a Ipurua o en la última jornada en Zorrilla ante el Betis. Lo lógico y lo deseable es que el domingo a eso de las 23:55 el Valladolid sea equipo de Primera División para la próxima temporada. Si eso no ocurre, en Vitoria, Eibar, Vigo y hasta en Valladolid los nervios aparecerán de manera importante en la próxima semana.
Pero antes del domingo, estará el partido de mañana. Imagino a un Valladolid bien resguardado tratando de cerrar a Messi y compañía todos los caminos y buscando algún buen robo de balón para tratar de salir y sorprender. Así le jugó el Espanyol en Barcelona y casi le da un susto. Este Barça de Setién no asusta tanto y el Valladolid no será un equipo que ofrezca tantas facilidades como las que permitió el otro día el Villarreal. Y es una pena que la grada, una tarde más, siga vacía. Nos hemos acostumbrado ya a ver asientos vacíos o mosaicos virtuales que no aportan nada acompañados de sonido de bote en las retransmisiones. Pero es lo que hay. Se consiguió y volvió el fútbol, pero a este deporte le falta algo fundamental, la pasión de la grada, el estallido en el momento cuando llega un gol. Hemos certificado que el fútbol tiene que tener futbolistas, árbitros y espectadores que son la guinda del espectáculo. Que esto acabe cuanto antes, se salve el Valladolid, nos vayamos de vacaciones y podamos empezar la próxima Liga con el público en la grada. Esta situación coyuntural no puede cronificarse. No lo podríamos aguantar por mucho tiempo. El fútbol no necesita la nueva normalidad, necesita su normalidad de siempre, su esencia con todos sus ingredientes. Lo necesitamos todos.