Zizou y el reto de las once victorias

El plan de Zidane era muy claro desde la salida del confinamiento y la vuelta a los entrenamientos. Había que ganar los once partidos que quedaban para ser campeones de Liga. Era una táctica motivacional exigente que, idealmente, pretendía no depender del Barça, que liberaba a la plantilla merengue de vivir a la espera de los resultados del gran rival para la conquista del título nacional. Sin embargo, resulta que el entrenador francés y su staff técnico no sólo pretenden utilizar este objetivo como estrategia, sino como un fin en sí mismo. Es decir que no sólo quieren ganar esta Liga, quieren también conseguir un reto supuestamente casi imposible de lograr. Once victorias seguidas después de tres meses de parón sería una formidable hazaña.

Sería el premio al enorme trabajo realizado por el cuerpo técnico, a su talento, a su compromiso, a su complementariedad y a su inmensa capacidad para adaptarse a todas las situaciones imaginables. En este caso al más complicado e inédito escenario que el fútbol se haya encontrado jamás en su historia. Después de una racha de triunfos tan bestial… ¿Quién se atrevería a hablar de la flor de Zidane? ¿Quién tendría la osadía de presentar al técnico como un buen gestor de egos? Quedan cuatro encuentros, cuatro durísimos encuentros porque, además, el calendario está hecho en contra del Madrid, pero el triunfo final será doble.