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La lección de Marcos Llorente

El deporte es una fuente infinita de ejemplos y paralelismos que aportan luz en la vida de cualquier mortal. En la inesperada crisis que nos ha tocado afrontar, la incertidumbre trae temor al día a día. Y no hay que ir muy lejos para encontrar una buena receta para estos tiempos tan convulsos.

Marcos Llorente pertenece a una estirpe ilustre, lleva en la sangre los valores eternos de los buenos deportistas. Y ha protagonizado una de esas transformaciones que asombran a crítica y público por su espectacularidad y aparición inesperada. Hay un artífice, Simeone. No somos pocos los que ya habíamos comentado en privado que Llorente no tenía un perfil de pivote defensivo ortodoxo. Por eso veíamos que no tenía muy buena pinta su poca participación en el primer tramo de la temporada. Los 40 millones que costó pesaban cada vez más. Era muy evidente que al técnico no le convencían las actuaciones del exmadridista en el medio centro.

El entrenador no le sentenció (rara vez lo hace el argentino) y el jugador no desesperó. Ambos han tenido premio, para beneficio de club y afición. El mérito de Simeone es atreverse a refundar a un jugador con ya cierta trayectoria profesional. El mérito de Llorente es no perder jamás su entusiasmo en los malos momentos, dando pistas a su entrenador en cada entrenamiento de que quizá esa vitalidad, velocidad y determinación podían tener un papel importante en zonas más escoradas o adelantadas del terreno de juego. El maestro lanzó el reto y el aprendiz recogió el guante, demostrando que estamos ante un futbolista de un potencial ofensivo impresionante. Nadie sabe ahora mismo dónde está el techo de Marcos Llorente.

El episodio de Anfield, días antes de que la sociedad recibiera un tremendo bofetón en forma de estado de alarma, es uno de los más relevantes en los 117 años de historia del club rojiblanco. Todavía muchos no se han dado cuenta por la falta de perspectiva y por esta crisis que nos preocupa a todos. Aquella noche, el último de los Llorente en llegar a la élite (de momento) se hizo inmortal desde una posición atacante que ni los que nos creemos buenos conocedores del juego habíamos imaginado nunca para él. Y encima lo hizo con sólo dos o tres ensayos en los partidos previos.

Las claves para conseguir que algo tan extraordinario, por poco visto, ocurra son en realidad bastante sencillas y al alcance de cualquier ser humano. Aunque hay que tener la paciencia y el coraje de aplicarlas, siendo ésta la dificultad realmente. Las claves las enunció el propio Simeone hace pocos días cuando fue preguntado por la vuelta de la competición en condiciones tan especiales y después de tres meses de nula actividad: "Hay que adaptarse, reinventarse y, sabiendo las circunstancias, actuar. Porque lo importante es ganar". No es un mensaje nuevo. Estas son características permanentes en el proyecto del Cholo en el Atlético de Madrid, por eso es uno de los equipos que demuestra mejor rendimiento en la reanudación de la Liga.

Pues esos mismos valores son los que ha puesto en práctica Marcos Llorente con una humildad y naturalidad envidiables. La mejora deportiva es innegable, cruzando su destino con el entrenador y el equipo ideales. Esa es la lección que podemos aprender todos de él. En la frase de Simeone, cambien 'ganar' por 'mejorar' y ahí tienen una gran receta para afrontar esta gran incertidumbre que ahora nos acecha a todos sin excepción.

Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este artículo con las pupilas.