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Susurros del campo

El duende andaluz

En un lugar en Andalucía donde encontramos los bosques, registrados entre los mejor conservados de España, y con índices de biodiversidad de los más altos de Europa, habita el corzo morisco

El duende andaluz

En un lugar en Andalucía donde encontramos los bosques, registrados entre los mejor conservados de España, y con índices de biodiversidad de los más altos de Europa, habita el corzo morisco: el menor de los de su especie, un animal esquivo, salvaje y puro.

Su población es la de distribución más meridional que existe, que se ha adaptado a este húmedo oasis del sur andaluz, como son las sierras de Grazalema y Los Alcornocales.

Las sierras de Cádiz-Málaga albergan un hábitat singular marcado por una climatología de influencia atlántica, que favorece una rica y frondosa vegetación, como el pinsapo y otras especies vegetales endémicas. Pero es principalmente, en el Parque Natural de Los Alcornocales, donde el corzo morisco encuentra las mejores condiciones para favorecer su desarrollo.

Dichas condiciones han hecho posible la selección natural de una raza o ecotipo de Corzo Andaluz propio, el corzo morisco. Las extensas masas arbóreas de alcornoques y quejigos centenarios, de la mano de helechales y brezo, dan cobijo a este pequeño duende andaluz y lo ayudan a pasar, en la mayoría de las ocasiones, completamente desapercibido.

Genéticamente la diferencia más conspicua con otras poblaciones es su tamaño. El peso medio de los corzos de Cádiz-Málaga varía entre 21- 26 kg para los machos y 18-24 kg para las hembras. La altura media a la cruz es de 68-75 cm para los machos y 65-73 cm para las hembras. Estos son los menos pesados y con menor envergadura en el conjunto de las poblaciones europeas de corzo.

También, es propia del Corzo Andaluz la coloración invariablemente gris a lo largo de todo el año (aunque también hay ejemplares que presentan coloración pardorojiza en verano). Además, la prácticamente ausencia de babero blanco en el cuello.

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El periodo reproductivo del celo se sitúa en la primera quincena de julio, y los nacimientos entre abril y mayo. Están adelantados en ambos casos, en un mes con respecto a las poblaciones de corzo del norte de España y del resto de Europa.

Igual pasa con el ciclo de la cuerna; la caída de la cuerna tiene lugar en octubre-noviembre, comenzando a crecer la nueva casi inmediatamente, que completará su desarrollo a finales de febrero-principios de marzo, momento en que se produce el «descorreo».

El corzo morisco es uno de los cérvidos más difíciles de abatir de Europa. Esto, principalmente, es debido a la espesa cobertura arbórea y arbustiva del hábitat donde se encuentra. Además, del fuerte carácter huraño y desconfiado de los machos.

Un verdadero esfuerzo de paciencia para el cazador, lo que convierte al corzo andaluz en la más pequeña joya de los cérvidos europeos.

¡Feliz fin de semana!