Tesoros

Guardo algunos tesoros como oro en paño. Me gustan mucho las camisetas de fútbol, y tengo una pequeña colección de tesoros de incalculable valor que no valen un duro. Las primeras que tuve puede que fueran de la selección marroquí, de un verde maravilloso, y de la selección turca, de un rojo apasionante. Con ellas hice la gira de 2004 con Estopa. Fueron mi vestuario.

Años antes había conocido a Maradona gracias a unos conciertos que hicimos con Joaquín Sabina en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, y allí me firmó la camiseta de Argentina del Mundial 86. Recuerdo que me comentó "qué bueno que tengas esta". También tengo la del 10 del Nápoles. Tengo la del Huesca firmada por todos los jugadores que me regaló Chus Paredes. Y la del Sporting de Gijón firmada por la plantilla, incluido Quini, que me regaló el querido Dr. Antonio Maestro. Cuatro camisetas de Torres, una de ellas del Atleti firmada y otra sin firmar; otra es del Chelsea, y la gloriosa 9 del Liverpool.

Colección de camisetas de fútbol.

Tengo la 19 de Diego Costa firmada. Están las tres preciosas camisetas de portero, una del Atleti y dos del Galatasaray que me regaló mi querido Leo Franco. Entre mis tesoros vive la que me envió Diego Godín de la selección uruguaya cuando fuimos con Sabina a Montevideo. La de los Xolos de Tijuana firmada por la plantilla, y dos maravillosas del portero de Atlante, mi amigo Félix Fernández. ¡Tengo la del 11 del Mágico con El Salvador!

Tengo la primera del Atleti, regalo de Vetusta Morla. Las de Rubén Cano, Arbeloa e Iniesta, de la selección y firmadas, y una de la Juve dedicada por Higuaín, preciosa. La del Getafe del ascenso a primera. La de Boca Juniors firmada por Dani Osvaldo, el futbolista más rocker del planeta, y otras varias de Boca, mi Atleti en Argentina.

Sé que a muchos de ustedes esto les dará igual, pero a mí se me remueve algo dentro cuando recuerdo cada momento. Que me disculpen las otras cien camisetas que no nombré. En estos días en que no hay nada, me escondo entre mis tesoros.