Risas enlatadas en los estadios
Las risas enlatadas de las series surgieron en la mente de un hombre que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Charles Roland Douglass volvió de la guerra y comenzó a trabajar como técnico de sonido CBS, donde detectó un problema común a todas las sitcoms con público: la gente se reía en momentos inoportunos, o peor, muchas veces no se reía. Así que creó lo que denominó como Laff Box, una caja en la que estaban guardadas hasta 320 carcajadas para añadir en la posproducción de las series. Con su caja de la risa se endulzó televisión, pero también se manipuló lo que los espectadores teníamos que sentir después de cada escena: "aquí es donde debes reírte".
El secreto alquímico de la risas enlatadas en las series no siempre funciona. Hay situaciones en las que una risa enlatada sólo añade incomodidad, como iniciar un aplauso que nadie sigue. Esto pasó, por ejemplo, con la versión española de Cheers (siento recordaros que este crimen televisivo se perpetró), que resultaba más ridícula --si cabe- con risas falsas. Temo que el añadir sonido ambiente de los estadios durante las retransmisiones de los partidos parezca lo mismo, una simulación más propia de un partido del Pro Evolution Soccer que de un partido real: "aquí es donde debes gritar 'uyyyy'", "aquí es donde debes celebrar".
"Nosotros lo que intentaremos será colmar un vacío que no se puede llenar de una manera, que es el vacío de la gente en el campo", dice Roures. Me parece bien lo de colmar vacíos, pero no sé si la mejor solución es falsearlos. Además, uno de los pocos alicientes de de estos partidos sin público está en escuchar a los futbolistas y entrenadores en estado puro, sin sonido ambiente. Oír sus reacciones naturales es una forma de hacernos partícipes como espectadores, aunque no estemos en el campo.
Puestos a poner sonido a ambiente a los partidos, yo voto porque se incluyan también risas enlatadas. Un par de carcajadas estruendosas tras una decisión arbitral. Un "jajajaja" global tras un disparo a las nubes. Una buena risotada cuando el VAR revise. Si la anormalidad se disfraza de normalidad correremos un riesgo todavía mayor: que lo termine pareciendo.