Benditos periodistas
Está claro que lo que más nos gusta del mundo del deporte es la actualidad: los resultados, las polémicas, los grandes éxitos, los fracasos más sonados, rumores, fichajes, las nuevas promesas, las comparaciones... Esas noticias diarias nos saben a gloria y es precisamente eso lo que nos han quitado estos oscuros meses de encierro. La rácana realidad sólo nos ha brindado algunos rumores y la enésima trifulca Tebas-Rubiales.
Por eso mi columna de hoy es para homenajear a ese periodismo deportivo que de siempre se ha esforzado por ampliar aún más la dimensión épica del deporte, y que durante estos 70 días de encierro ha hecho espeleología histórica para que los aficionados tuviéramos algo gustoso de leer. Ese ardor por llenar el corazón del lector con efemérides y leyendas del deporte para mí, al menos, ha sido un más que aceptable sustitutivo de la actualidad. ¿Qué aficionado no ama recordar las grandes gestas, esas instantáneas que perduran por siempre en nuestra memoria? En mi caso ese gusto llega hasta el punto de verme buceando por la red para acabar poniéndole a mi novia esa chilena de Rivaldo en el último minuto, explicarle qué es el gol de Nayim o buscar tomas del gol de Iniesta en la final del Mundial grabadas por videoaficionados para ver, tanto el gol como la celebración, desde ángulos diferentes a los que estamos acostumbrados.
Un obseso, lo sé. Y como entenderéis, a los perturbados como yo nos encanta que en AS u otros medios haya habido periodistas a los que también se les eriza la piel por algo ocurrido hace 25 o 35 años y nos lo hayan contado. Contar historias. ¿Hay algo que defina más al ser humano? Esos son los buenos periodistas, aquellos que desempolvan el viejo puzle y lo vuelven a armar para disfrutarlo otra vez muchos años después. Aquí mi homenaje y gratitud a todos ellos por todas las efemérides durante el encierro, por recordarnos lo que ya sabíamos o descubrirnos lo que nos habíamos perdido. Gracias por endulzarnos de esta manera la memoria.