Kroos y la alta fiabilidad alemana

Vuelve el fútbol. Aleluya. Y vuelve la normalidad dentro de la anormalidad más compleja y dura de asumir que jamás haya sufrido la civilización desde la Segunda Guerra Mundial. Será en Alemania, el país que supo levantarse y reconstruirse dos veces hasta volver a alcanzar la velocidad de crucero demostrando una entereza mental y una disciplina de grupo difícil de emular. Quizás por eso Kroos, alemanazo de catálogo, afirma que "aquí se tiene la impresión de que si no lo logran los alemanes, no logrará nadie continuar sus ligas. Si ellos no pudiesen acabar la Bundesliga, ¿quién sería capaz? Por eso vamos a estar muy atentos". No serás el único, Toni. Esta tarde se va a pegar media Humanidad a la televisión para ver el Dortmund-Schalke, como si fuese un Madrid-Barça. Primer partido de verdad (que no se me enfaden las buenas gentes de Bielorrusia, Tayikistán, Turkmenistán y Burundi) desde hace 65 días. Ganas locas por ver rodar el balón de nuevo en una versión que no sea vintage. Poder ver subir la banda al explosivo Achraf, un tesoro futuro para el Real Madrid, o gritar gol a ese vikingo del Norte llamado Haaland...

Sé que será un fútbol nuevo, distinto. Las gradas vacías nos van a helar el ánimo. Pero no queda otra. El coronavirus nos lanza un desafío y no hay que eludir el reto. El fútbol es mágico y puede con todo. Los jugadores sentirán nuestro aliento desde casa. Los necesitamos.