Camavinga, en la senda de Stielike

Cuando Santiago Bernabéu echó el ojo a Uli Stielike en 1977, en un viaje relámpago a Alemania acompañado de Antonio Ruiz (exjugador y miembro del staff técnico), cuando en realidad los ojeadores del club le dijeron que iban a ver a Wimmer (un reputado centrocampista de la selección germana), nadie le conocía en España. Pues luego resultó ser un panzer que enamoró al Bernabéu con su fútbol vigoroso y comprometido durante casi dos décadas. Algo parecido ha sucedido con Varane, Marcelo, Casemiro o Vinicius. Cuando empezó a hablarse de sus contrataciones la mayoría de los mortales futboleros dijimos en ese instante: "¿Y este quién es?". El tiempo ha demostrado que eran jugadores con talento y calidad, aunque su rol mediático y su precio de mercado estuviesen muy alejados por entonces de ese star system que ahora se tambalea por la grave crisis financiera generada por el coronavirus. Por eso, entiendo la política del Madrid.

Camavinga es tan joven, 17 años, que siempre asumirás un riesgo fichándole. De hecho, el único jugador que con esa edad vi que iba a romperla sí o sí es Raúl González. Aún así, este Camavinga tiene una planta espectacular. Huele a futbolista grande, como me sucedió la primera vez que vi a Gullit con el Feyenoord siendo un chaval. Los tiempos que se avecinan conducen a inventar más que a apostar. Yo sólo haría una excepción con Mbappé. Ése es caza mayor...