Casemiro es único en su especie

El éxito de Casemiro radica en su fortaleza mental. Cuando el Madrid lo fichó en enero de 2013 no llegaba como un aprendiz. Pese a su precio-chollo (5,5 millones de euros), el panzer brasileño aterrizaba avalado por sus 111 partidos en el Sao Paulo, adornados con 11 goles y 8 asistencias. Pese a que llegó a Madrid con casi 21 años y acreditado, aceptó una cesión al Castilla de seis meses. Asumió que era su peaje para decir al madridismo "aquí estoy yo". Mou le hizo debutar en una soleada tarde de abril de 2013 ante el Betis (como la que disfrutamos ayer) y a final de temporada el club ejerció la opción de compra con el Sao Paulo. Tras un año de suplencias se fue a hacer su Erasmus al Oporto de Lopetegui. Y lo que iban ser dos cursos se quedó en uno porque Casemiro ya era un jugador cuajado. Un mediocentro defensivo ejemplar, de catálogo. De hecho, no se conciben las tres Champions seguidas sin su presencia en el campo. Ya lleva 229 partidos y 22 goles de blanco...

Es lógico que el club mueva ficha buscando un jugador que al menos le dé un respiro a Case en determinadas fases de la temporada. Camavinga, por juventud y planta, es el que mejor pinta tiene. Kanté, que ha sido buenísimo, ya tiene 29 años. Y a esa edad sólo puedes venir al Madrid si te llamas Puskas o Zidane. Además, Casemiro tiene 28 y aún le quedan cuatro o cinco cursos con nota alta. Es nuestro guardián del calabozo. Con Casemiro se vive mejor...