Saúl Craviotto es nuestra bandera

Hace unos días, cuando ya sobrevolaba el runrún de que los Juegos Olímpicos podían aplazarse, Saúl Craviotto envió un mensaje a su comisario de Gijón: “Si no se celebran, podéis contar conmigo para arrimar el hombro”. Craviotto es policía, además de deportista de élite. Y también un ciudadano normal, que vive las mismas inquietudes que el resto durante el encierro: cuida de sus dos niñas, junto a su mujer, se preocupa por la salud de sus padres y sus suegros mayores... Como gracias a MasterChef sabemos que también es buen cocinero, suponemos que más de un día le toca preparar la comida. En paralelo a estas rutinas, que son las rutinas de todos, Saúl se esmeraba en mantener la forma física, con un plan de ejercicios y con un ergómetro (simulador de piragüismo). El objetivo era ponerse a punto para perseguir su quinta medalla en Tokio 2020, con lo que hubiera igualado a David Cal, aunque antes le tocaba el honorable cometido de portar la bandera, en solitario o junto a Mireia Belmonte, en el desfile inaugural. Saúl Craviotto es el deportista olímpico en activo más laureado.

Con los Juegos aplazados, Craviotto se ha puesto a disposición de la Policía, donde sus compañeros se vuelcan en la lucha contra la pandemia. El abanderado español personaliza el espíritu de muchos deportistas, a la altura de tantos otros ciudadanos, que colaboran como pueden, unos en el frente y otros en la retaguardia: en las fuerzas de seguridad, como sanitarios, con donaciones, con mensajes en las redes, con clases magistrales desde casa… Hace tres días, AS publicaba su primera página bajo el titular: ‘En primera línea’. Era una portada que iba más allá del deporte, era un homenaje a los sanitarios, un aplauso a las ocho de la tarde. Saúl tendrá 36 años en 2021, pero va a pelear por acudir a Tokio. Saúl Craviotto pone cara a tantísimos héroes. Y ahora, más que nunca, es nuestra bandera.