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El Madrid también tuvo su Transición

El Madrid también tuvo su Transición: la Séptima. Fue la salida de un largo túnel de 32 años que hizo sufrir al madridismo. Aquel fue un logro por el que Lorenzo Sanz tendrá para siempre el agradecimiento de los madridistas y el reconocimiento de los que no lo son. Un equipo construido de la mano de Capello con fichajes brillantes y oportunos, justo cuando entró en vigor la mal llamada 'ley Bosman', y justo un poco antes de que se dispararan los precios. Con eso y cierta base heredada de Mendoza (Hierro, Redondo, Raúl...) aquel equipo ganó la Séptima en Ámsterdam, en final inolvidable ante una Juve cuya estrella era Zidane.

Pero era un grupo autocomplaciente. De ahí que llegara a esa final muy mal clasificado en la Liga y motejado ya entonces como 'la Quinta de los Ferraris'. Lorenzo Sanz tuvo el coraje de renovar aquel equipo, del que fueron saliendo Panucci, Seedorf, Mijatovic y Suker. El que dos años después de la Séptima ganó la Octava tenía una configuración muy distinta. Y tengo para mí que el Madrid no hubiera sido proclamado por la FIFA 'Mejor Club del Siglo XX' de no ser por esas dos copas. Las seis anteriores se veían en el año 2000 muy lejanas, como encapsuladas en el tiempo. Las de Lorenzo refrescaron aquel viejo prodigio.

Lanzó la televisión del club y, más importante, rescató los derechos de marketing que Mendoza vendió a Dorna y ésta a Gestsport, de nuestro Grupo PRISA. Confiado por todo eso, adelantó un año elecciones para asegurarse la presidencia en el Centenario, pero el prestigio empresarial y formal de Florentino y su intensa recaudación del 'voto por correo' le derrotaron. Dejó una gran deuda, pero el prestigio universal restablecido, una buena plantilla y ese marketing recuperado al que tan buen uso supo dar su sucesor. Madrileñazo, futbolero, con calle y descuidos, fue desde su informalidad castiza un gran presidente. Descanse en paz.