Diakhaby lo entendió al revés

De entrada, aunque medios y jugadores intentáramos calentar una remontada utópica, no se daba ni un sólo mimbre para conseguirlo. Ventaja sideral para el rival, un ambiente enrarecido por la crisis sanitaria mundial que ahora mismo lo envuelve todo... y por supuesto, sin el motor de Mestalla, vacío, sin alma, con unos cánticos enlatados que aún envolvían más de artificialidad la empresa de remontar un 4-1 a un Atalanta que además llevaba descansando 10 días.

No obstante, por los jugadores no iba a quedar. Se iba a intentar con todas las fuerzas. Se necesitaba un gol en los primeros minutos. Diakhaby lo debió entender al revés. 86 segundos tardó el francés en cometer un penalti absurdo ante Ilicic. Frustrante. Aún así, el equipo lo intentó con más corazón que cabeza. Y pronto llegó el empate aprovechando otro error de Palomino. Ahí hubo quien creyó. Al fin y al cabo se necesitaban tres goles de nuevo y la endeblez defensiva del Atalanta ya había salido de nuevo a flote.

¿Por qué no?, pensó más de uno viendo a Rodrigo rematar varias veces con peligro. Pues porque en el Valencia juega Diakhaby. Es incomprensible la falta de concentración de este chico. Y no es la primera vez que se le pela un cable para dar un manotazo al balón dentro de su propia área. Ilicic convirtió. Su temporada está siendo nefasta. El Valencia necesitaba cinco más. Hizo dos e incluso se puso 3-2. Pero la eliminatoria estaba ya finiquitada.