Algo que aprender del Getafe

Desde el sábado el Inter de Milán ha aumentado su número de seguidores entre el celtismo. Y no se trata de una reacción de solidaridad por lo que están pasando en el norte de Italia con el Coronavirus. Al Celta y a sus aficionados les molestó la actitud del rival de los interistas en la Europa League, del Getafe. El malestar no se debe a las patadas ni a las trifulcas. Eso queda en el campo. Lo que ha irritado son las declaraciones posteriores al partido. Ángel quejándose de que los vigueses fueron a perder tiempo (ver para creer) y Bordalás acusando a Santi Mina de provocar una expulsión en la que el delantero no estuvo implicado. Quien sufrió en sus partes nobles una volea al bulto de Arambarri fue Brais Méndez.

El Getafe cumple una doble función didáctica. Enseña lo que no es el juego limpio y ofrece un recital táctico en cada partido. El Celta debe tomar nota de lo que sucedió en la primera media hora en el Coliseum. Los locales sometieron a los olívicos con su presión, no los dejaron pasar del centro del campo. Un espectáculo ver a Cucurella o a Nyom. Las puestas en escena siguen siendo el punto débil céltico. Todos los rivales, incluso el Leganés antes de la roja a Bradaric, han dominado a los de Óscar en los primeros minutos. Rubén con sus paradones está evitando que la situación clasificatoria sea aún más delicada. La permanencia pasa por morder desde el pitido inicial.