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El ave fénix RdT y un Espanyol que nunca se rinde

Las cenizas a las que había quedado reducido el Espanyol en Valladolid, siete días atrás, volvieron a quemar ante un rival a priori tan poco asequible como el Atlético de Madrid. Y, a su vez, arrojaron los rojiblancos un jarrón de agua fría sobre esas incandescentes brasas para reducir de nuevo a humo las posibilidades de permanencia. Porque hizo soñar el Espanyol a los suyos con el triunfo en una primera mitad esperanzadora, por momentos sublime, pero bastaron unos segundos de la reanudación para volver a la realidad. Y no fue suficiente el empuje, las mil ocasiones de Bernardo, el orgullo propio, para sumar esos tres puntos. En 90 minutos, los claroscuros, las dos caras de un Espanyol que se ve hundido aun siendo capaz de tutear al Atlético.

Mención aparte merece Raúl de Tomás, recuperado de su lesión y convertido en un ídolo exprés perico capaz de frivolidades en ataque, de vacíos defensivos, y en un moderno Cid que intimida tanto a sus rivales que marca hasta cuando su remate ni siquiera va a puerta. Un ave fénix entre las cenizas, en una bandada de pericos que no puede achacar sus males a empates como éste ante los rojiblancos, dignos de celebración en otras circunstancias, y que jamás se rinde.