Orsato se puso citizen
Cuarto de hora terrible.- Hasta el minuto 74, el Madrid hizo lo más difícil. Sostenerse atrás sin excesivas fisuras (un par de buenas paradas de Courtois y poco más) y un marcador favorable gracias a la genial asistencia de Vinicius a Isco, que definió con calidad. Ese 1-0 era oro puro, petróleo. Ojalá se hubiese parado el mundo en ese mágico momento. Pero en ese instante donde una ráfaga de viento puede cambiar el rumbo de una travesía, Zidane decidió dar descanso al MVP del partido, Vinicius estuvo soberbio, para dar entrada a Bale, que es como sacarme a mí. La diferencia es que este servidor, al menos, hubiese salido a dejarse la piel en ese cuarto de hora que la vida te regala, aunque uno no sepa ni parar la pelota. Bale, con su indiscutible calidad, saltó al campo con esa mochila cargada de indolencia, que lo convierte en un lastre para el equipo y para el club. El mejor pagado de la plantilla sigue out. Y si no es titular sale a pasear, un par de carreritas y se va a la ducha sin haber roto a sudar siquiera. El que sobraba era el portugués, ese musculitos de 33 años que estaba en declive y tapaba la grandeza de este galés que ya verás como explota cuando se vaya el 7... Thanks, Gareth.
Orsato, letal.- El City tiró más a portería y pareció ofrecer más peligro cuando pisaba el área de Courtois. Pero seamos honestos. Con el 1-0 la sensación que trasladaba el partido estaba más cerca del 2-0 que del 1-1. Pero allá estaba Orsato al rescate. El italiano, que es el árbitro más anticasero de la Champions según rezan las estadísticas, se vino arriba y dejó claro que ser protagonista por fastidiar al Madrid mola y debe darte mucha publicidad gratuita para pasar a la posteridad. En España se llama Hernández Hernández. En Europa se apellida, después de este wednesday horribilis, el tal Orsato. Me remito a las jugadas clave que en ese cuarto de hora final definieron el cruel perfil del desenlace. En el 1-1 hay empujón de Gabriel Jesus. Le pone las manos en el salto, suficiente para que el camero no pudiese peinar la pelota para evitar el remate del brasileño. Si llega a pitar la infracción, ni siquiera el City habría puesto el grito en el cielo. Falta y punto. El penalti de Carvajal lo es. Claro. No discuto. Pero la segunda acción clave llega en la roja a Ramos. Sergio le toca el brazo como quien saluda a un vecino con cortesía. Contacto mínimo. Pues Gabriel Jesus se dejó caer como si le hubiese atropellado un camión. Orsato, qué vivo el referee, le sacó la roja y se quedó tan ancho. Qué valiente el amigo nacido en Montecchio Maggiore hace 44 años. Si Ramos decía que este partido era para que apareciesen los tíos, aquí tienen a uno. Orsato se ha ganado su momento de gloria. Pues nada. Toca remar en el Etihad dentro de tres semanas con todo en contra. Qué faena. Maldito cuarto de hora final...
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Afición dolida.- Me duele doblemente el varapalo sufrido por esa afición que recibió al equipo a su llegada al estadio con la pasión que requería la cita y que animó sin cesar hasta el 1-1 de marras. Fue un miércoles negro. En este 26 de febrero se nos fue para siempre Andrés Gómez Ciriaco, que de niño alimentó su madridismo en su casa de Monroy (Cáceres), disfrutando con las Copas de Europa ganadas por Di Stéfano, Puskas, Gento y compañía. Hace medio siglo iba al Bernabéu con su novia, Maribel Matallanas, que lucha con una familia estupenda que sigue remando río arriba entre tanta desgracia. Andrés se merece una remontada heroica en la vuelta. Nada es imposible.