La noche mágica del Atalanta viene de lejos

Esta noche un habitante de Bérgamo sobre tres estaba en San Siro: si un equipo tan pequeño como el Atalanta ha llegado tan alto, hasta rozar unos cuartos de final de Champions en su primera participación a esta competición, no fue por casualidad. Hay equipos que viven temporadas mágicas por un par de fichajes acertados, por suerte, porque al fútbol así le apetece. La ‘Dea’, en cambio, se lo ha currado. 

Los nerazzurri, antes que nada, llevan 30 años apostando fuerte por su cantera, la mejor de Italia, de la que han salido cientos de talentos. En Zingonia se crían futbolistas que o triunfan en el primer equipo, o le dan nueva fuerza a las cajas del club. La estrategia de Antonio Percassi, presidente desde 2010, es perfecta deportivamente y económicamente.

El club vende bien, pero nunca renuncia a sus mejores jugadores, nunca debilita su plantilla. Además, la entidad hoy ha jugado en San Siro, pero está invirtiendo en renovar su estadio, el Gewiss Stadium, que ha comprado del Ayuntamiento (y en Italia es casi una excepción) y lo está convirtiendo en un campo estilo inglés, calentísimo. Percassi cuida al club, pero también a sus hinchas desde la cuna... literalmente. Todos los bebés que nacen en los hospitales de Bérgamo, reciben una camiseta nerazzurra, porque “si eres bergamasco, no puedes no amar al Atalanta”.

Gasperini, por su parte, ha creado un bloque maravilloso y descarado, todo ‘gegenpressing’, fantasía y calidad. Una mezcla de experiencia y juventud que en el curso pasado llevó al tercer puesto en la Serie A, a una final de Copa italiana y que, hoy, tiene buenas opciones de clasificarse a los cuartos de Champions League después de haber perdido sus primeros tres partidos en el torneo y presumir del presupuesto más bajo entre los conjuntos presentes en los octavos. Que nadie diga que no se lo ha merecido.