Isak no entiende de treguas

Está Alexander Isak como para desperdiciar oportunidades. Atraviesa por un estadio de gracia tan espectacular que no puede dejar pasar por alto ningún momento para seguir aprovechándolo. Y al sueco le da igual que sea el Santiago Bernabéu, el derbi vasco contra el Athletic o cualquier otro partido de Liga o Copa. Isak no entiende de treguas. Estaba el clásico del fútbol vasco del Reale Arena atascado, con una sensación de apatía general y una sosería que no se podía ni aguantar... hasta que a Imanol Alguacil le dio por dar entrada al terreno de juego al delantero natural de Solna. Y entonces todo cambio. De la noche al día. Se encendió la luz en San Sebastián y el pacto de no agresión se acabó.

Con Isak el derbi vasco volvió a su ser. Hasta entonces había dado la sensación de que ambos equipos pensaban más en las semifinales de Copa que en sacar adelante un partido que, aunque no lo pareciera, se antojaba vital en la lucha por pelear por Europa hasta el final. Se había hablado tanto de las campanadas coperas y las semifinales de rojiblancos y txuri-urdinak que ese detalle, para nada menor, casi ni se había mencionad. No parecía un derbi vasco. El Athletic con un equipo casi nuevo, la Real con rotaciones. Y los estandartes de ambos equipos fuera del partido. En otras circunstancias, con otro contexto, a nadie se le escapa que hubiera sido diferente.

Pero Isak está imparable. Y no sabe lo que es especular. Él sale y simplemente juega. Y hace jugar para meterse en el bolsillo a todo el personal. Parece mentira que en tan poco tiempo haya conseguido tanto. 14 goles suma ya en su primera temporada en nuestro fútbol. Los 6,5 millones de euros que pagó la Real Sociedad en verano al Borussia Dortmund parecen un insulto viendo su espectacular nivel. Pero no sólo se le caen los goles de las botas. Isak es mucho más. Isak cambia estados de ánimos. Isak es un agitador. Isak levanta la moral. Isak es el verdadero animador de esta Real. Cuando sale siempre pasa algo. Y en el derbi vasco pasó que lo cambió todo. Parece que Imanol estaba reservándolo, esperando el momento adecuado para que saliera y diera la estocada al equipo de Garitano. Portu fue esta vez su mejor socio. Y entre ambos alargaron el éxtasis txuri-urdin que quieren prolongar contra el Mirandás. En semifinales, Isak y diez más. No hay otra. Su alegría es contagiosa. Y será necesaria para disfrutar de un partido trascendental.