Chupinazo del Madrid
Liga del Norte. Pamplona siempre fue una plaza muy difícil para el Madrid. El Sadar es un campo que aprieta mucho cuando los blancos llegan hasta sus dominios. Los rojillos le tenían ganas al equipo de Zidane. Osasuna se ha hecho fuerte en su feudo desde que Arrasate aterrizó en su banquillo. Y encima la eliminación copera del jueves ante la Real pesaba en el ambiente. Por la mañana, mientras regresaba precisamente de tierras navarras (Peralta), me venían a la memoria aquellas imágenes con el petardo que explotó cerca de Buyo, hace más de tres décadas, obligando al árbitro a suspender el partido. Se jugó lo que faltaba en Zaragoza... Por si fuera poco, al cuarto de hora los pamploneses ya nos habían enchufado un gol, con un cabezazo en plancha de Unai García. Todo pintaba mal. Bale, apático y lento pese al intento de Zizou de reinsertarle en el once. En defensa, pese al regreso de toda la cuadrilla titular (Carvajal, Varane y Mendy) el líder mostraba dudas, las bandas no profundizaban, Kroos estaba en el banquillo... Pero en esos momento donde las dudas nublan las ideas, el Madrid dio un puñetazo en la mesa y respondió como sólo pueden hacerlo los grandes, los elegidos, los equipos diseñados para hacer cumbre hasta sin oxígeno. El Madrid ya había vencido este curso en Ipurua (0-4) y en Mendizorroza (1-2), por lo que este contundente 1-4 en El Sadar confirma la conquista de la Liga del Norte, a la espera de acudir a San Mamés y Anoeta. En estos partidos norteños, trabajados y de pierna fuerte, es donde se conquistan las ligas. El líder recupera la sonrisa. Y yo.
Isco & Modric. Dos ángeles con el balón en los pies. En un partido sin concesiones en el que el enemigo no te deja tiempo ni para subirte las medias, el malagueño y el croata impartieron un cursillo gratuito de cómo se juega bien al fútbol. Aceleraron el ritmo cuando procedía, templaron como los grandes maestros taurinos (en Pamplona saben bien de lo que hablo) y fueron eficaces cuando pisaron el área navarra. Isco devolvió la ilusión a Zinedine con un golazo de semivolea de difícil ejecución. Además, el genio de Arroyo de la Miel robó un balón al borde del descanso para auxiliar a la zaga y sacó la pelota jugada, con arte y aguantando las embestidas de los delanteros osasunistas. El talento de Isco sigue intacto. Y Modric, genio y figura, ayudó como nadie en la presión y estuvo brillante en la circulación. Y le hicieron un penalti claro que exigía como mínimo la revisión del VAR. Modric tiene 34 años, pero juega como si tuviese 24. Enorme Luka.
El otro Luka. Es serbio y tiene sólo 22 años. Llegó con una fama de cañonero que le hizo pagar al Madrid 60 millones de euros por él. Pero Pecho palomo, como le tiene rebautizado Antonio Romero a Jovic en El Carrusel, se mostraba frío e insustancial en sus apariciones. Reaccionó. En los pocos minutos de que dispuso en Pamplona aprovechó para recordar al killer que se fichó del Eintracht. Su cañonazo con la izquierda para poner el 1-4 tuvo un punto reivindicativo. Gol de ‘9’ puro.
A por la 34. Es el número de ligas que tendrá el Madrid en sus vitrinas del Bernabéu si los renglones no se tuercen en las 15 jornadas que restan. El resbalón de la Copa parece olvidado y los goles españoles (Isco, Ramos y Lucas Vázquez) reflejan que el núcleo duro del vestuario ha reaccionado y quiere esta Liga como sea. Alejandro, de Hontalbilla, me lo recuerda: "¡Este año es nuestra!".