#WeRemember
La grada de animación del Real Madrid desplegó un retrato gigante de Perico Escobal. Debajo escribieron en una pancarta: "Capitán, no te olvidamos". Así homenajearon al exjugador blanco republicano, preso en un campo de concentración franquista donde sufrió todo tipo de torturas. En la misma jornada se sucedieron los homenajes en los estadios españoles como el del Camp Nou a Josep Suñol, presidente del Barça desaparecido en una cuneta de la sierra de Guadarrama. O en El Sadar, donde recordaron a Eladio Zilbeti, fundador del club y asesinado en la Guerra Civil por sus ideas nacionalistas. Así celebró LaLiga el día del recuerdo de las víctimas del fascismo español bajo el hashtag #NoOlvidamos.
Obvia ficción, como los españoles sabemos. La semana del holocausto que hoy vive su día de recuerdo no tuvo eco en los estadios españoles. Tampoco se esperaba. Como contraste en Alemania los jugadores del Bayern Múnich posaron junto con los del Schalke tras un lema: #WeRemember. Recordaron a las víctimas del nazismo, incluidos los miles de españoles republicanos que murieron en sus campos nazis. En el fondo desplegaron un retrato de Hugo Railing, el empresario judío y socio de los bávaros exterminado en el campo de Sobibor. El Bayern no es un equipo distinguido por su militancia antifascista como puede ser el St. Pauli o el Rayo Vallecano. Pero a nadie le chirría una campaña así.
Aquí vivimos el sábado una especie de día de la bestia con un repunte preocupante y llamativo en Mestalla y Cornellà. Especialmente groseros fueron los silbidos racistas a Williams. Y es difícil separar estos hechos del clima de odio que la nueva extrema derecha ha instalado en España. No seré yo el que diga que los presidentes de los clubes y el presidente de LaLiga sean responsables de estos hechos. Pero sus dirigentes sí tienen en su mano pisar el acelerador contra la intolerancia en favor de la paz y el diálogo. ¿Cómo? ¿Una jornada con saques de honor de víctimas del franquismo, homosexuales y negros?