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La isla de los retratos

Valladolid

Se acabó la Copa para el Real Valladolid. Y lo hizo con la sensación de que el equipo fue, claramente, de más a menos, que ponerse por delante en el marcador le llevó a un conservadurismo y una entrega del manejo del encuentro que lo mató. No ayudaron los cambios. Con 4-1-4-1 el Pucela dominó y cada cambio de jugadores y esquemas empeoraba el lienzo hasta ese 'penaltito' a falta de cinco minutos. De esos, el Real Valladolid va a recibir entre tres y cuatro el domingo ante el Real Madrid. Vamos a ver cuántos se pitan. Y es que el trencilla no estuvo muy fino, no. Se guardó demasiadas amarillas para los locales y se mostró loco por la música cuando pudo decidir el encuentro, pero esta cuestión es sólo una excusa. El equipo blanquivioleta cayó eliminado y, al final, lo hizo con justicia, futbolísticamente hablando. Y es que el encuentro en Tenerife es de esos en los que el Real Valladolid tenía mucho que perder y poco que ganar.

Porque el encuentro retrató a más de uno. Nadie niega la calidad futbolística de algunos jugadores vallisoletanos, pero lo cierto es que su rendimiento está siendo muy decepcionante. El partido de Pedro Porro ayer es inexplicable. No se puede quejar de falta de oportunidades. En Tenerife, 90 minutos para demostrar, pero no lo hizo. Nadie se puede extrañar de que sea suplente o, directamente, no entre en la lista ante el Real Madrid. Tampoco estuvo fino Waldo. El pacense sí lo intenta, pero no afina. Parece tener claro su papel, pero está perdido. Lo de Sandro empieza a ser un misterio más propio de investigación policial que futbolística. Marcó, sí, de rebote en el segundo remate en la misma jugada. No se le niega la entrega, pero el acierto... Tampoco Toni estuvo bien en esa posición por detrás del delantero. Tocó balón, pero con poca precisión, con poco rendimiento para el equipo. Javi Sánchez, que volvía a jugar después de varios meses, se vio superado en el primer gol y en el segundo, directamente, se desentiende.

¿Y Sergio González? El técnico se equivocó también, visto el resultado. A posteriori. Quiso cerrar el partido cuando se puso 0-1 y con los cambios entregó el mediocentro, curiosamente con El Hacen y San Emeterio, al Tenerife. En una formación diferente a la habitual y con un mixto entre los que juegan menos y chavales del filial buscó pasar la eliminatoria teniendo el balón y el partido se le puso de cara, pero entonces, tras la lesión de Caro, todo se torció. Más allá de si esta derrota es una decepción o un golpe moral, lo que empieza a ser urgente es una victoria que aparte todas las dudas de esta plantilla y este cuerpo técnico. Son malos momentos, como los hubo la campaña pasada. La tormenta pasará, pero sería bueno un rayo de sol, una chispa de optimismo cuanto antes. Y viene el Real Madrid.