El Madrid se solazó con el Valencia

Falto de su tripleta de ataque titular, Bale-Benzema-Hazard, Zidane decidió confiar el partido a sus cinco centrocampistas, de los que suele dejar fuera a uno o dos. Jugaron los cinco, con Jovic de referencia arriba. Por una parte, fue un aviso serio a Rodrygo y Vinicius, excluidos a pesar de ausencias tan gordas. Por otra, fue un planteamiento original, destinado a tener el balón, un poco al modo del tiqui-taca, lo que produjo un enorme desconcierto en el Valencia. Obviamente, Celades no se lo esperaba. Pocas veces he visto a un Valencia tan inactivo ante el Madrid, equipo que le motiva y ante el que siempre presenta batalla firme.

Así que fue un partido de una dirección, cómodo para el Madrid. Aunque su fútbol fue, en principio, un poco balonmano: llevar el balón arriba para pasárselo en horizontal, se le acabó de poner de cara en el 16’ en un córner que Kroos sacó con viveza criolla mientras Jaume Doménech andaba fuera de sitio, discutiendo la jugada previa. Fue lo que faltaba para que el Madrid jugara cuesta abajo y a placer. Antes del descanso marcó otro gol, por medio de Isco, en la primera jugada en la que realmente profundizó. En la segunda mitad, disfrutó, marcó un tercer gol y cedió uno, de penalti-VAR, ya en el descuento. Una victoria fácil.

Tanto que Zidane empleó la segunda mitad para dar minutos a Marcelo y James, que vienen de lesiones, y hasta a Mariano, postergado por causa de Jovic. Éste, hay que decirlo, de nuevo hizo poco. Tuvo un gol claro, pero estrelló el balón en el pie de Doménech. No tiene tino ni suerte ni confianza ni ve a los compañeros ni le ven. Zidane quiere auparle, pero le está costando. Hoy toca el Barça-Atleti, partido que imaginamos más bravo. Simeone aprovechó la conferencia de prensa para tirarle un pellizco de monja a João Félix, y Valverde se quejó de la nueva fórmula. Dejó claro que Atleti y Madrid le sobran ahí porque no ganaron ni LaLiga ni la Copa.