Alonso encuentra su ritmo
Tras la decepción de la avería durante la segunda etapa, la tercera jornada del Dakar confirma lo que era fácil de anticipar: Alonso tiene velocidad más que suficiente para aspirar a todo en esta carrera cuando llegue su momento. Quizá no consiga acabar la edición de este año, como puede ocurrirle a cualquier otro participante, pero hoy ya tenemos la evidencia de que el ritmo del asturiano es más que sobrado para competir con los mejores de la especialidad. Dejando al margen incidencias particulares, en la jornada de su debut cedió en torno a tres segundos por kilómetro respecto al ganador; sólo dos días después, la diferencia entre Sainz como primer clasificado y Alonso como quinto se reduce a tan sólo nueve décimas.
En cualquier disciplina de velocidad pura, un déficit de un segundo por kilómetro es todo un mundo. Sin embargo, ya sabemos que el Dakar es mucho más que eso y las distancias dejan en otra dimensión esta referencia. Si un novato como Alonso rebaja la barrera del segundo al tercer día de competición nadie puede discutir que tampoco en el desierto le falta talento para dar mucha guerra. Desde luego que sus manos mágicas al volante precisan del acierto de un copiloto con la capacidad de Marc Coma, así que en binomio se presenta prometedor. Mi análisis pretende ir, insisto, mucho más allá de lo que suceda en 2020, lo significativo en mi opinión es refrendar que el ovetense cuenta con argumentos de peso para confiar en que protagoniza algo más que una aventura pasajera.