El derbi como decálogo de la salvación

Desde el pitido final del partido ante la Real Sociedad que ganó el Espanyol en mayo y supuso su vuelta a Europa 12 años después, el perico no había vivido tanta felicidad como la de esta noche al final del derbi con el que se abrió 2020. La afición pedía la hora ya al descanso porque no dejaba de frotarse los ojos: su equipo, último y sin victorias en el RCDE Stadium, le iba ganando 1-0 al Barcelona, líder de LaLiga. Y, cuando con el 1-2 parecía ya sentenciado, Vargas y Wu Lei fabricaron un empate orgásmico para el Espanyol. El punto sabe a gloria aunque no evite que el equipo perico sea colista, haya hecho la peor primera vuelta de su historia y, con 11 puntos, la salvación requiera aún de un proeza.

Pero para que los sueños se cumplan, para alcanzar esas proezas, el primer paso siempre es soñarlos. Y eso fue lo que prometió el equipo del debutante Abelardo, que al son del 'I will survive' de Gloria Gaynor salió al césped más envalentonado que nunca. Todos los cambios de entrenador suponen una mayor motivación. Varían los mensajes y se aceleran los latidos, como los de los 33.562 que se congregaron en el estadio blanquiazul, la mejor entrada desde los comienzos del RCDE Stadium. Pericos y turistas, lo que tiene Barcelona.

Y en esa primera parte de sueños infantiles, el Espanyol encontró el gol por medio de David López, uno de los jugadores que simbolizan de mejor manera la fe perica. Así lo ha ido proclamando toda la semana y así remató ese centro medido de un Marc Roca que de nuevo volvió a recordar al del curso pasado. El trío Roca-Melendo-Darder siempre lideró al mejor Espanyol, y Abelardo los ha sumado a su ejército desde el primer día. Hasta la grada de Cornellà-El Prat se atrevió a cantar olés cuando su equipo encadenó más de 25 pases seguidos, de un lado al otro, como si las camisetas se hubiesen intercambiado.

Todo lo que pasó en la noche gélida de Cornellà le tiene que servir al Espanyol, transformarlo en positividad. Ese espíritu o esa química con la grada. De Bernardo, ausente con Gallego, a Melendo, intrascendente con Machín. En esa mezcla, en la fe de David López y en romper de una vez por todas la mala racha en casa pasan las esperanzas por alcanzar el objetivo. Quedan 19 partidos y el 2020 empieza de la mejor manera.