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La fe del Madrid. Ir al Coliseum es como ir al dentista. El Getafe de Bordalás es un equipo que saca máximo partido de sus recursos (mucho mérito lo que están haciendo los azulones estos años) y en su feudo sólo el Barça había sido capaz de cantar victoria. Lo de la famosa presión alta es como lo de las cucharadas de aceite de ricino que tomaban nuestros abuelos. Sabían a rayos, pero se las tomaban por su bien. El Getafe asume que jugando así va a dar la tarde a sus rivales, que saben que es mejor dejarse en casa el violín y salir al campo de batalla con tambores de guerra. Por eso valoro mucho el triunfo logrado por la tropa de Zidane. Ya sé que no hizo el equipo el fútbol excelso de Mestalla, el Camp Nou o la primera parte ante el Athletic. Pero justo el día en el que el nivel bajó mejoró la productividad en ataque, el directo al mentón del enemigo. Con gol, todo es más fácil. Igual si son de los defensas, que nunca renuncian en este equipo a incorporarse arriba con la fiereza de un ‘9’.

Don Rafael. Varane solía bajar algo su nivel ante les escasas ausencias de Ramos. Pero se olvidó en Getafe del que ha sido su maestro durante tantos años y se puso los galones de líder, sacando al equipo adelante cuando las cosas peor pintaban. Sus dos goles avalan su ambición y su inteligencia. Ya dijo esta semana en la revista Onze que "no todos los jugadores asimilan la presión de jugar en el Madrid". Él llegó al Bernabéu en 2011 siendo un niño, avalado por el ojo clínico de Zidane, y desde el primer día se vio que ‘Rafa’ tenía madera. Ha ganado cuatro Champions de blanco y un Mundial con Francia. O lo mismo llega a Getafe y te saca petróleo de una mala salida de Soria (la toca el francés con su parietal derecho) y aprovecha una golosina de Kroos, en el 30 cumpleaños del metrónomo alemán. El invierno de Varane tiene buena pinta. ¡Bravo, Rafa!

Gigante Tibu. Courtois paró en el Coliseum como si acabase de recibir el Guante de Oro, el galardón individual que recibió tras la cita de Rusia y que le catalogó como el mejor portero de aquel Mundial. Al guardameta del Madrid se le pide que sea determinante en las que le llegan, incluso en esos balones que no se exige que detengan. Pero Tibu hace tiempo que echó el candado a su guarida, ha desterrado los fantasmas que le atenazaron al principio del curso y ya se siente dueño y señor de la portería más fiscalizada del planeta. Las sombras de Casillas, durante tres lustros, y la de Keylor, durante un trienio euromágico, fueron muy alargadas. Pero este Courtois está en plan The Wall. 0-1 en el Pizjuán, 0-0 en el Wanda y el Camp Nou, 1-1 en Mestalla siendo el asistente del gol de Benzema, 0-3 en Getafe... Tibu, enorme.

Pajarito. El mote de Valverde habrá que revisarlo pronto. Este chaval no puede tener un apelativo que acabe en ‘ito’. Se notó su suplencia en el primer tiempo y su aparición maravillosa en el segundo. Volcó el encuentro y terminó de noquear a un Getafe aturdido tras ver que su trabajo no tenía recompensa. La carrera de Valverde en el 0-3 y su asistencia a Modric avalan su poder de influencia. ¡Vaya pájaro!

Felicidad vikinga. La afición ve con felicidad cómo arranca 2020 a lo grande, con la opción de poder levantar la próxima semana en Arabia la Supercopa de España. La buena racha la celebra desde el cielo Manolita Belis, una de las fundadoras de la peña de Segorbe. Una mujer excepcional y gran madridista.