El faro de la nueva Alemania

Toni Kroos ha pasado a ser una especie de espectro en Alemania. Las hazañas del mediocentro madridista suelen pasar desapercibidas en su país natal, donde el interés del aficionado medio suele centrarse en la Bundesliga y la lucha por destronar al Bayern. Tampoco es que se le vea muy interesado al propio Kroos en la liga que le vio crecer, pero suele volver a un primer plano cuando se aproximan las grandes citas a nivel de selecciones. Por ello, a seis meses de la Eurocopa, el estado de forma de Kroos vuelve a ser objeto de tertulias, ya que sigue siendo un referente indiscutible en la Mannschaft. Es más; después de un año poco satisfactorio, con un casi descenso en la Liga de Naciones incluido, Kroos está llamado a liderar un cambio generacional en un combinado teutón más endeble de lo que ha venido acostumbrando a lo largo de la última década.

El seleccionador Joachim Löw sabe de la importancia que tiene su figura en una selección que, salvo escasas excepciones, carece de experiencia al máximo nivel. Jóvenes promesas como Goretzka, Kimmich o Havertz ven en él un faro que, ahora más que nunca, debe iluminarle el camino a la Mannschaft. De no ser así, ese camino en la Eurocopa puede terminar siendo muy corto en un grupo compartido con Francia, campeona del Mundo, y Portugal, campeona de Europa.