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Los Wolves y el Valladolid se equivocan

Lo sucedido con Jesús Vallejo en los Wolves es tan absurdo como lo acontecido con Lunin en el Real Valladolid. El objetivo de las cesiones es que los jugadores tengan minutos y para eso hay que ajustar el contrato con un número de partidos acordados con el club receptor. Este es el caso de las exitosas cesiones de Reguilón al Sevilla, Achraf al Dortmund, Odegaard a la Real Sociedad o Kubo al Mallorca. Todos ellos han gozado del escaparate deportivo ideal del que se han beneficiado esos clubes y que han permitido al Real Madrid testar el nivel de esos jugadores convencido de que en el futuro se han ganado con creces la Operación Retorno.

Por eso lo de Vallejo con el equipo de Nuno Espírito Santo no es normal. Es comprensible que desde las oficinas del Bernabéu le quieran sacar en el mercado de invierno a un destino mejor. Cuando el central jugó en Frankfurt tuvo, cuando las lesiones le respetaron, bastante continuidad y un rendimiento notable. Pero en la Premier League sólo le vimos en las primeras fotos de la temporada, asistiendo después a un ostracismo frustrante tanto para el jugador como para el propio Real Madrid. Vallejo, 22 años, se merece mejor suerte y ojalá en enero le veamos luciendo sus galones en otro destino de Europa. Y si es en la competición española, perfecto.