Rincón de Soto y Azagra, La Rioja y Navarra unidas
Rincón de Soto y Azagra están separados sólo por 12 kilómetros y por el amplio caudal del río Ebro. Les separa también su destino autonómico. Los rinconeros pertenecen a La Rioja y los azagreses a Navarra. Pero estos dos preciosos pueblos van de la mano y están hermanados por su amor al Real Madrid, que logró que el pasado fin de semana se celebrase una cumbre de peñas riojanas y navarras que resultó un éxito de convocatoria y de espíritu merengón indisimulado. Pero luego volveré a eso.
Rincón de Soto (3.722 habitantes) es famoso por sus peras, con denominación de origen. Son más grandes y alargadas, más dulces y con la piel más verdosa. También destacan en su gastronomía los productos de la huerta, como las alcachofas, cardos, acelgas, borrajas, guisantes, puerros, pimientos y pepinos. En cuanto al fútbol presumen por ser la cuna de buenos futbolistas. De aquí son Fernando Llorente, ahora en el Nápoles y grande con el Athletic, Juventus, Sevilla, Swansea, Tottenham y la Selección Española (7 goles), así como Rubén Pardo (Real Sociedad) y Oscar Arpón, canterano del Barça.
Azagra (3.853 habitantes) es el único pueblo de Navarra cuyo nombre es por completo de origen árabe. Deriva de la palabra árabe al sajra, que significa "peña". De hecho, el equipo de fútbol de la localidad se llama Peña Azagresa, del que están más orgullosos que nunca porque el pasado jueves se batieron el cobre en la Copa ante un Primera histórico como el Celta. Perdieron 0-2 (se jugó en Calahorra), pero dejaron el pabellón del pueblo muy alto.
En Azagra se celebró la cumbre de peñas de la zona, aprovechando que se cumplían 40 años de esta agrupación navarra (presidida por José Regaira) y también el 38º de la de Rincón de Soto, con el infatigable y entusiasta Eduardo Matute al frente. La cita fue un éxito de convocatoria con las peñas llegadas de La Rioja (Autol, Arnedo, Santo Domingo de la Calzada, Alfaro y Alcanadre) y las de Navarra (peñas de Tudela, Ribaforada, Pamplona Blanca, Peralta, Funes y Marcilla). Les acompañó Agustín, gallego que defendió la portería madridista en la década de los 80. Todos brindaron por un triunfo en el Camp Nou y, mira por dónde, no recordaban que pitaban Hernández Hernández y De Burgos Bengoetxea. ¡Qué cruz!