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Con mano izquierda

Cuando Albert Celades hizo pie en Valencia en mitad del tornado por la injusta destitución de Marcelino, parte de la crítica le puso inmediatamente cara de Gary Neville. Normal, sabiendo como es este país: para hablar bien de uno hay que hablar mal del otro. Miren, es hora de empezar a reconocer abiertamente el mérito del catalán. Recientemente manifestó que su técnico de referencia era Vicente Del Bosque, estoy convencido de que trata de aplicar su libreto. Un ejemplo por elevación, cuando Vicente llegó a la Selección aprovechó con inteligencia gran parte de la obra de Luis Aragonés para construir su modelo. Celades ha hecho lo mismo, desarrolla su idea en base al esquema exitoso que devolvió al Valencia a la Champions; el 4-4-2 y las contras salvajes siguen siendo innegociables. Lo que está bien, no se toca. Punto.

Ahora bien, su sello se nota. Está manejando una plantilla que sumó la novena baja en Amsterdam con la lesión de Gameiro. Ha tenido que improvisar un lateral derecho de urgencia porque, en contra de lo que mantienen sus críticos, no es un muñeco de Peter Lim. La dirección fichó a Tiago Correia por una pasta y jamás lo pone. Por cierto, la medalla de Ferran Torres se la cuelgo a él. Con Marcelino jugaba poco, con Celades es un futbolista fijo que potencia la idea del asturiano de destrozar a la contra.

Esa banda derecha es ahora mucho más profunda con este crío del 2000. Aquí digo que Ferran Torres va a ser uno de los mejores jugadores de nuestro país, por no decir el mejor. Celades está construyendo su relato futbolístico con pocas pero medidas palabras y con mucho trabajo en el verde. El corazón ya se lo entregan los jugadores, los abrazos de Gayá o Parejo, que fueron a buscarle, expresamente, tras la hazaña de Amsterdam indican que el entrenador algo estará haciendo bien.