Ejemplo de compromiso del Valencia

El partido del Valencia en Ámsterdam es de los que la afición guarda en la memoria por años. Noventa y tantos minutos difíciles, jugando al todo o nada, porque el Chelsea, como se esperaba, ganó al Lille. El Valencia resistió un intenso ataque del Ajax, que mantiene una excelencia arriba y una capacidad de presión que se ven poco. Atrás, eso sí, flojea. En la primera mitad, cuando el Valencia cruzaba la barrera con algún balón largo o construyendo desde Parejo, creaba peligro. Y en una de esas llegó el gol que le haría campeón de grupo, obra de Rodrigo, tras una formidable y masticada jugada de ataque en la que intervinieron muchos.

Aquel gol dejó nervioso al Ajax hasta el descanso, que le serenó. Volvió mejor, más decidido, y metió al Valencia en el área. Pero el equipo de Celades no se descentró. Siguió con su defensa ordenada, aunque ya a Jaume le tocó intervenir con alguna frecuencia. Pasado el ecuador de la segunda parte, el partido se enmarañó en brusquedades y destemplanzas que no partieron del Valencia, pero que le favorecieron, porque ya tenía su gol y el Ajax no. Lo peor vino muy cerca del final, cuando Gabriel se enredó en una provocación y dejó a los suyos con diez para el descuento. Pero entre esos diez estaba Jaume, un portero estupendo.

Ahora falta que el Atlético complete el pleno ante el Lokomotiv en el Metropolitano. Debería ser así. El Atleti sólo tiene que hacer lo mismo que haga el Leverkusen ante la Juve, campeona de grupo, y el Lokomotiv llega eliminado, con un pie en las vacaciones y sin sus figuras más célebres. Pero el Atleti arrastra una inesperada penuria ante el gol que condiciona la forma de mirarle. Son ya cinco horas sin marcar, en las que ha producido 59 remates a puerta estériles. Simeone ha trabajado intensamente el remate esta semana, y ese es el tema que está en todas las conversaciones. Se supone que hoy han de llegar los goles que den el pase.