Reflexión sobre la humildad de Zidane
Voy a discrepar de Zinedine Zidane. Algo inédito en mí pero necesario esta vez. Así que me hago esta pregunta: ¿Peca mi compatriota por exceso de humildad o ya no recuerda bien quién fue en un terreno de juego? Porque no es de recibo que el hoy entrenador del Real Madrid diga que el Zidane del año 1998 no competiría ahora para el Balón de Oro ni con Leo Messi ni con Cristiano Ronaldo. Hasta afirmar una cosa tan bárbara como: "Yo no tengo nada que ver con ellos". Hagamos un poco de memoria. Que yo sepa Zizou ha ganado un Mundial marcando, además, dos goles en la final. Algo que ni el argentino ni el portugués han sido capaces de realizar hasta ahora y que, seguramente, con la edad que tienen, no harán nunca. ¿Y qué decir del Zidane que bailaba en el césped en el 2000 (con Eurocopa incluida) o del que iluminaba los campos de toda España con la camiseta blanca y que provocaba incluso aplausos entre las aficiones rivales?
Por supuesto que él recuerda todo esto, pero su filosofía como entrenador, que consiste en poner siempre por delante a los jugadores, le está empujando, por lo menos en su discurso público, a quitarle mérito a su propio pasado con la pelota en los pies. Hay dos tipos de entrenadores: los que se creen más importantes que sus futbolistas (como Pep Guardiola y José Mourinho) y los que piensan lo contrario. De ahí proviene también el éxito del míster francés.