Intentar minimizar a Messi
A medida que se va acercando la fecha del Clásico en el Camp Nou (miércoles 18 de diciembre, 20:00 horas, Movistar LaLiga), los dos grandes de nuestro fútbol van ofreciendo un gran crecimiento en su rendimiento, tanto individual como colectivo. Entre todas estas individualidades destaca, como no, el argentino Leo Messi. El recientemente galardonado con su sexto Balón de Oro atraviesa un momento excelente tanto de forma como de inspiración; y claramente condiciona, o así debería, los mecanismos defensivos del Madrid, y del resto de equipos, a la hora de intentar minimizar su aportación o que esté lo más incómodo posible.
Estructura. Lo primero que puedes intentar es poblar con más futbolistas la zona donde suele habitar Messi muchos minutos, que normalmente sería el costado izquierdo de Casemiro. Pensar en el brasileño como única opción para ir a las ayudas laterales cuando la primera línea de presión sea superada se antoja complicado. Yo espero cuatro centrocampistas en el conjunto madridista. Primero, para tener más control de juego, absorber más balón y obligar al Barcelona a defender en su propio campo; y segundo, para tener a hombres como Kroos y Valverde cerca de Casemiro a la hora de defender la zona de influencia del argentino y poderse repartir mejor esos espacios sin temor a desproteger el carril central por ir a cualquier ayuda defensiva.
Vigilancia individual. Messi es muy bueno en conducción, atrayendo y eliminando rivales, pero es todavía más peligroso cuando suelta la pelota. Si se apoya sobre el costado izquierdo, donde suele buscar un balón profundo, en cuanto fijas la mirada en el posible receptor de su pase, el argentino ya te ha ganado el metro necesario para aparecer en segunda línea y poner un pase a la red con la facilidad que le caracteriza. Igualmente, cuando consigue conectar con un compañero en el pasillo central (para ejemplo el gol conseguido en el Metropolitano ante el Atlético el pasado domingo día 1 de diciembre), en cuanto te giras para ver hacia donde va la pelota te gana la posición y de nuevo te vacuna. Thomas giró la cabeza brevemente para mirar a Luis Suárez y cuando quiso reaccionar de nuevo, Leo estaba poniendo otro pase a la red. Por eso hay que tener una marca individual exhaustiva sobre el argentino cuando suelta la pelota, perseguirle y no hipnotizarse con el balón, porque en cuanto le pierdes de vista ya estás muerto.
Colectivo. Aún así, si el Real Madrid logra imponer su juego, lograr que el Barça no entre en ritmo de circulación de balón y pueda presionar la pérdida, donde los de Ernesto Valverde se sienten muy cómodos, provocará que los futbolistas determinantes de los blaugrana intervengan menos veces y con menos posibilidad de éxito.