Cuatro en el medio y a jugar

A mediados de septiembre, el Real Madrid se presentó en París e hizo el ridículo. Para aquel estreno en la élite Zidane decidió formar un equipo con tres delanteros y medio: Benzema, Bale, Hazard y James. El repaso que se llevaron fue completo, con los únicos dos centrocampistas que colocó el francés, Casemiro y Kroos, remando sin dar abasto. Hasta un ciego hubiera visto que el PSG ganó el partido en el medio del campo. Hasta Zizú lo vio. El planteamiento del pasado martes fue diametralmente opuesto al de hace dos meses, consistió en juntar cuatro centrocampistas para mover, recuperar y tener la pelota. El equipo blanco dio esa noche una imagen de dominio no vista hasta entonces, con fases de juego muy meritorias en las que solo faltó el acierto de cara al gol.

Este Madrid es mejor con cuatro en el centro y, si para eso tiene que chupar banquillo algún delantero, no pasa nada. Es más, los franceses empataron cuando se volvió a los tres arriba. El 4-4-2 no es la piedra filosofal ni mucho menos, porque el equipo sigue teniendo una carencia de gol evidente, pero ajusta mucho más todos los engranajes en el campo. Los centrocampistas, por ejemplo, roban más y llegan más a la zona de remate: pensemos en Kroos e Isco. Los delanteros pasan más tiempo asociándose con los medios que corriendo detrás de la pelota, y si son dos jugadores finos en la combinación como Karim y Hazard, más todavía. La baja del belga es muy negativa porque es el jugador que más desequilibra en espacios reducidos con lo que eso supone ante defensas cerradas. Pero éste es el camino acertado: cuatro futbolistas en el medio, equilibrio y regularidad.