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Isco vuelve a ser el que fue

Después del buen partido del martes en el Bernabéu ante un equipo europeo de campanillas, el Madrid ha ratificado su gran estado en Mendizorroza, en condiciones muy distintas. Contra un Alavés sólido allí, que espera bien organizado, con fuerte lluvia... "En partidos así se ganan las ligas", dijo al final con acierto Marcelo, y todos estamos de acuerdo. De momento, el Madrid sale líder a la espera de lo que pase en el superpartido del Metropolitano. Ganó el partido y de paso podemos decir que Isco ya está plenamente recuperado. En físico, en ánimo y en juego volvió a ser el Isco de sus grandes momentos en el Madrid, que fueron muchos.

La virtud de Zidane no es sólo haber puesto en pie a un equipo enmohecido, sino arrastrar en la causa a un número muy alto de jugadores. Ya hace tiempo que leí que lo más difícil para un entrenador era tener contentos a once jugadores: los once que no juegan, porque los once que juegan ya están contentos por hacerlo. Zidane tiene a casi toda la plantilla comprometida y en forma, según se ve cuando tira de ellos. Mariano Díaz no cuenta, a Odriozola y a Vinicius les mira con frialdad, pero prácticamente el resto está en la órbita, sabiéndose útil cada cual, conscientes todos de que el entrenador puede tirar de ellos en cualquier momento.

Fue un partido bravo, norteño. No hubo exquisiteces, pero la gente dio el callo. Al único del Madrid al que vi algo pasivo fue, claro, a Bale, al que le molan más los partidos lujosos que estas salidas en las que se ganan las ligas. También el Alavés fue bravo, hasta provocar un ametrallamiento de córners (cinco seguidos) cuando se acercaba el final del partido. Fue un choque de valores clásicos empañado por el arbitraje, torpe y dubitativo, en parte por culpa del VAR, que no intervino en un penalti a Aleix Vidal, que lo exigía, y a cambio se inmiscuyó en tonterías posteriores que no sirvieron más que para perder tiempo. Aún no manejamos bien el invento.