Los 'Transformers' de la Champions
¿Qué tiene la Champions que transforma todo lo que toca? Es como el universo Cybertron, el mundo de los robots transformers, donde están los buenos (autobots) y los malos (decepticons).
La pasada jornada de Liga frente a la Real Sociedad, Hazard parecía haber comenzado la autotransformación de fichaje de verano a galáctico. Delante del PSG culminó su proceso de transformer: encaró, desbordó e hizo cosas que los otros 10 no hacen. Incluso Fede Valverde, ha sufrido una mutación, convirtiéndose en insustituible hasta 2025, cuando hace poco era un sustituto más en el Castilla. Hasta Bale, aunque parezca imposible su metamorfosis, por poco pasó de "Villano" a "Héroe" si su falta hubiese entrado en la portería. En Champions, los Autobots del Madrid se transforman para destruir a sus enemigos, los Decepticons. Quien no sale de su capullo y se convierte en mariposa es el Atlético de Madrid. Hace falta algo más que Morata para regresar al pasado. Ahora con el Hombre Lobo lesionado y encajando goles a balón parado, alguien debe transformarse en Godín para dar sentido a todo el equipo. Esperemos que el Golden Boy, João Félix, transmute en oro todo lo que toque.
El Valencia es verdadero transformer. A veces, es un vehículo todoterreno, como contra el Chelsea, donde jugó y luchó por todo el campo y otras como frente al Betis, obedece órdenes, sin pasión, como si fuera tan solo un robot. Quizás porque Optimus Prime, Celades, es el alma del equipo. En Ámsterdam necesitarán toda la Allspark (la chispa suprema) para ganar a los holandeses y transformarse en equipo de siguiente ronda.
Los del Barça han resucitado a Rakitic, por fin. Se paseaban medio muertos en Liga y en Champions, transfigurados en zombis, arrastrando su cuerpo por todos los terrenos de juego y ganando por inercia Mesiánica. Contra el Borussia, Umtiti se transformó en Piqué, Griezmann se metamorfoseó en Neymar, y Messi, mejor que no se transforme en nada más que en él mismo. Ojalá, la Europa League transforme definitivamente al Espanyol y lo convierta en el Girona de Machín. En este fútbol, todo es transformable, hasta Robert Moreno, quien pasó de entrenador a exentrenador en 20 minutos y de Autobot a Decepticon (de amigo a enemigo) en unos pocos meses.