Me falta una pancarta
Lo admito: soy peor persona que Zidane. Porque de ser él y después de aguantar que Bale no se entrene, hacer de portavoz del club, esconder sus caprichos y que se vaya con su selección y se mofe del Real Madrid con una pancarta que ya se ha convertido en un clásico en estos tiempos modernos (el troleo fue cósmico), le habría puesto a calentar en el minuto dos. Justo después de que Sergio Ramos en una pifia marca de la casa —sus 'deja que aquí estoy yo'— asistiera a Willian José y la afición le pitara. Si el Bernabéu quería mambo lo ideal era sacar a Bale a corretear por la banda. En su contrato sideral debe estar estipulado trotar si el entrenador así se lo exige durante un partido.
De todas formas, lo raro es que en la pancarta no añadiera el rugby, el críquet —deportes célebres en su país— y la siesta por aquello de integrarse al menos un poco en las costumbres ibéricas. Supongo que quedaba largo y por eso se descartó. Gales, golf y Madrid tiene más punch y cabe en las camisetas con las que generaciones posteriores a Bale seguirán choteándose del club blanco. Los pitos que escuchó cuando salió en el 65' y cada vez que tocó el balón son merecidísimos y los argumentos sobre la malignidad de la prensa y su responsabilidad al respecto son tan pueriles como gregarios. Las bandadas, los enjambres y los bancos de peces son colectivos que se forman con especies gregarias. El ser humano no, aunque según el diccionario "gregario es una persona o cosa que forma parte de un grupo sin distinguirse de los demás, especialmente si carece de ideas e iniciativas propias y sigue siempre al resto". ¿Que si Bale jugó bien? Sí. Inició la jugada del tercer gol de Modric y no se escondió pese a los silbidos, pero de ahí a salir en procesión rumbo a la Cibeles porque el muchachote galés corre mucho y bien con una pelota va un mundo. Si quiere perdón que se lo gane, que juegue, que deje de menospreciar a quien le fichó, confió en él y le paga. Porque en la pancarta del Real Madrid debería poner: "Así. No. Bale".