Sin riesgo no hay recompensa ante un coloso blanco
Cuando el viento sopla en contra, es muy difícil remontar. Si enfrente se planta un huracán, poco puedes hacer más que rezar. Lo que no tiene perdón de Dios es salir sin revisar las velas, y eso es lo que le pasó al Eibar. En su busca por conquistar los tres puntos ante el Madrid, el planteamiento valiente de los pupilos de Mendilibar se vio minimizado por una defensa que dio demasiadas facilidades. La presión alta no surtió efecto y la autopista formada en la zaga fue la mejor carretera para un rival que salió a arrasar.
De este encuentro sólo queda aprender. A salir con todo. A no dar facilidades. Y, sobre todo, a seguir demostrando que la 'filosofía Mendilibar' es el camino a seguir. Al fin y al cabo, sin riesgo no hay recompensa. Tarde agridulce para Sergi Enrich, para siempre en los altares de la historia armera. Llegarán días mejores.