Vota fútbol

Vamos a ponernos de acuerdo: ni Cantona al frente de la FIFA conseguiría que se escogiese la sede de un Mundial con luz y taquígrafos. Así que, dado que lo más cercano a la democracia que existe alrededor del fútbol son las votaciones (?) al Balón de Oro, convengamos en que tenemos un problema gordo. No hay campaña electoral más agotadora, y tampoco acaba de entenderse que el seleccionador de Fiyi pueda ser tan decisivo como el PNV.

Una jornada electoral con derbi sevillano (si el mundo se acaba, que nos pille bailando) nos lleva a observar el fútbol español desde una nueva perspectiva, pero enseguida sale el costumbrismo y el olor a caldofrán: lo de Tebas y Rubiales pide más tregua que el turnismo de Cánovas y Sagasta. Menos mal que ahora en vez de anarquistas que escondan bombas en macetas la amenaza son los tuiteros. Bien mirado, el fútbol hispánico se parece más al Gundisalvo que dibujaron Mingote y Antonio Ferrandis en aquella comedia casposilla de Pedro Lazaga. "Estoy dispuesto a salvar a todos los españoles. Incluso a los que no quieran o no se dejen". Igualito que hoy los hinchas, rehenes de la dictadura de los derechos televisivos.

Por un tiempo pensamos que los vientos de cambio habían llegado con los éxitos de La Roja, pero hoy cuesta encontrar en la Liga un solo equipo (vale, la Real de Odegaard) que juegue alegre. Tanto, que parece pitorreo que la RAE admita la palabra 'centrocampismo' justo cuando el Madrid pide volantes a gritos, el Barça, ya sin Xavi e Iniesta, se olvida del balón y de Rakitic, y el Atleti… Bueno, el Atleti sigue a lo suyo, pero añora al mejor Koke.

Pese a todo, los futbolistas nos dan más vidilla que los políticos. Rodrygo y Ansu Fati renuevan el aburrido panorama del bipartidismo. El fútbol femenino pelea cual 15-M del fútbol. Y en la jornada de reflexión, Messi sigue siendo Messi y el Real Madrid hace el mejor partido en muchos meses en Eibar, primer balcón donde se proclamó la República en 1931. Hay esperanza. Vota fútbol. Hoy y siempre.