Los atletas se revuelven
Los atletas, o al menos una parte de ellos, han iniciado una rebelión contra su Federación Internacional, la IAAF de toda la vida, renombrada desde el miércoles como World Athletics. El líder del levantamiento es Christian Taylor, un saltador con un brillante palmarés: doble oro olímpico, cuádruple campeón mundial y siete veces vencedor de la Liga de Diamantes. Sus duelos en triple salto con Will Claye, dos estadounidenses con marcas por encima de los 18 metros, aportan episodios vibrantes al atletismo actual. Su prueba ha sido excluida del programa de la Diamond, junto al 3.000 metros obstáculos, el 200, el 5.000 y el peso. La respuesta de Taylor, secundada y apoyada por otros colegas, ha sido la puesta en marcha de una asociación, The Athletics Association, para velar por unos intereses que siente agredidos. Hasta el momento esa representación recaía en la Comisión de Atletas de la IAAF, pero ahora quieren una herramienta independiente para discutir con un organismo que, paradójicamente, preside uno de los más grandes de la historia: Sebastian Coe.
Esta columna recogía ayer la marginación que supone la medida para regiones como Sudamérica, expectante siempre al careo Yulimar Rojas-Caterine Ibargüen; Kenia y Etiopía, vivero de los obstáculos; Cuba, con las lanzadoras Yaimé Pérez y Denia Caballero… Pero más allá del apagón territorial, también afecta a deportistas de los países más potentes, agraviados por una decisión que prioriza las audiencias y los mercados sobre la variedad y la esencia del atletismo. Junto a los triplistas ha levantado la voz una estrella emergente: Noah Lyles. La carta de Taylor advierte de que se ha roto “la unidad y la diversidad”. Y eso es lo más extraño del asunto, esa grieta provocada por una federación que siempre cuidó la pluralidad. No en vano, su nuevo nombre incluye la palabra World.