Tres de Rodrygo y 50 de Benzema

El Galatasaray le duró poco al joven Rodrygo, que en el 6’ ya había marcado dos goles. El primero, bajando con el pecho un centro cruzado de Marcelo que sobrevoló a la mala y despistada defensa turca. El otro, cabeceando con estilo un centro del mismo Marcelo. En ambas jugadas, y en la del cuarto, en la que cazó un mal pase atrás para ponerle el gol en bandeja a Benzema, acreditó tener lo que le falta a Vinicius: serenidad en el trance decisivo. Elige bien, ejecuta con calma. El primer gol fue sensacional en sus tres tiempos: el control con el pecho, el quiebro con la derecha y el tiro cruzado de izquierda, con precisión de cirujano. Y aún se guardó un gol para cerrar la noche.

Así que Bale puede irse con viento fresco a Gales o donde sea, que el puesto está cubierto. Ayer, por cierto, volvió a salir antes de tiempo, pero convengamos que no es lo mismo noche de goleada que tarde de 0-0. En todo caso, fue una noche feliz para el Madrid, en la que Benzema adelantó los 49 goles de Di Stéfano, que ya es decir. En muchos más partidos, desde luego, pero el número queda ahí, premio que le llega cuando está haciendo lo contrario que Bale: apretar, ahora que no hay un Cristiano tras el que parapetarse. El Madrid se ha restablecido en el grupo, pero, ojo, ganando los dos partidos al malo. Falta recibir al PSG y visitar al Brujas.

Lejos de Madrid, en Alemania, el Atlético perdió por su mal primer tiempo y por los diabólicos saques de esquina desde la derecha del zurdo Deribay, un enemigo público. Entrada la segunda parte, ya con 2-0, Simeone rectificó el equipo retirando a Correa y Diego Costa, que hicieron poco y menos. Vitolo activó el ataque y fueron llegando ocasiones, incluso un gol, anulado a Morata por fuera de juego. El único válido no llegó hasta el descuento, por el propio Morata, que casi de inmediato tuvo otro remate claro que le sacó Hradecky con el pie. Lástima. Con esas dos jugadas el Atleti al menos salvó algo la cara. Pero la derrota penaliza sus errores.