Eterno Navas
Jesús Navas aparecerá en el libro de la historia de nuestro fútbol para toda la vida, y por derecho. Aquella arrancada suya y que acabó en el gol de Andrés Iniesta en el Mundial de Sudáfrica será siempre de oro. Por aquel entonces Jesús era uno de esos pocos extremos que nos quedaba en nómina. Un elemento si quieren extraño dentro de aquella Selección que se la daba en corto y en interminables rondos. Pieza necesaria para romper en velocidad cuando estábamos con la lengua fuera. Entonces ya era muy importante en el Sevilla, pero no tanto como lo es ahora, a sus 33 años, que serán 34 el 21 de noviembre.
Esta tarde será el sevillista con más partidos en Primera División superando los 354 partidos de Manolo Jiménez. Creo que su paso por Inglaterra le dio la llave definitiva para el éxito que hoy vive, al fin y al cabo la vida deportiva del extremo es más reducida (salvo que seas su amigo Joaquín, claro).
Cuando Pep Guardiola lo situó de lateral derecho en el Manchester City me pareció la chaladura de un genio de este deporte, pero el andaluz demostró sobrada capacidad y hoy es dueño absoluto en el Sánchez Pizjuán y favorito por delante de Carvajal en la Selección de cara a la Eurocopa del próximo verano.
Su reinvención es fantástica, ha sido capaz de cambiar el explosivo arranque del extremo que pisaba la línea de cal y dejaba tieso en los primeros diez metros al rival, por la resistencia y la repetición de esfuerzos hasta el noventa y tantos. Ha pasado de ser un velocista a ser un maratoniano. De americano a africano. Debe ser realmente complicado, parecen oficios diferentes dentro de un mismo trabajo. Si alguien lo merece es Jesús Navas. Ese que responde al mote de pajarillo y que en realidad es un halcón de nuestra Liga.