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Mucha poesía pero el fútbol exige ir al grano

La fragmentación en el Athletic existe. Nadie lo puede negar. Aunque Elizegi se perdió ayer en un mar de divagaciones (¿qué hora es?, manzanas traigo) y salió con que la gente está unida por el sueño de ver el gol de Williams, los números de la Asamblea dictan que esto está partido por dos. La presencia de Urrutia y casi todo su equipo de trabajo era como una sombra del pasado que se proyectó hacia el presente. No queda muy ética, aunque está en su derecho, la presencia de Amorrortu para votar el proyecto que le dio de comer y otro que le quitó el trabajo, ¡con toda esa discreción que quiso tener en su bien retribuida etapa en Lezama....! Elizegi sabe que tiene un frente apuntando a su cabeza y eso le hará estar aún más alerta. Nadie es más intenso que él.

Con el actual grupo de gobierno tenemos por lo menos el noble gesto de admitir errores y pedir disculpas. No ha cumplido el cocinero bilbaíno algunas cosas de su campaña y eso le queda pendiente, aunque en diciembre lanzó muchos brindis al sol que ya se sabía que no podría sacar adelante ¡Quieren cambiar los estatutos pero no los conocen por completo! Eso sí, muchas cosas han mejorado. La atalaya del anterior presidente sólo lanzaba al interlocutor rayos inquisitoriales. Pero el grupo que asesora a Aitor debería advertirle de que su discurso ensoñador a veces choca con la realidad del fútbol.

Activa el ‘buenismo’, cuando cierto entorno no le perdona ni una. No se puede quedar bien con todo el mundo en este mar de tiburones. En la Asamblea se pudo dar cuenta de que a muchos les da lo mismo esas horas y horas de reuniones, esas áreas, ese mundo 'Elizegiano' de piruletas y unicornios rosas diseñado por él en noches y noches sin dormir. Mucha gente va a tumbar caras, no ideas, en estas reuniones. El juego de trileros en el que se está sumergiendo este mundo del fútbol requiere dejarse de tanta poesía y atajar por el camino recto.