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Naufragio en la isla

Decepción total. El pasado jueves se cumplieron 100 años de la inauguración del Metro de Madrid, con la línea Sol-Cuatro Camino estrenada por el Rey Alfonso XIII. Pues ahí me metería yo una temporadita, bajo tierra y alejado de la realidad. Dura, insoportable. El Mallorca sólo necesitó un buen gol de Lago Junior para tirar de oficio y sumar tres puntos. El Madrid no tuvo respuestas. Tiritos, amaguitos, llegaditas y fallitos. Ni un paradón de Reina, buen portero por otra parte. Jovic e Isco andaban. Sólo Benzema (genial su remate al larguero) y las carreras descosidas de Vinicius que finalizaban como el camarote de los Hermanos Marx. Demasiados jugadores fuera de cobertura. El esperpento se completó con la expulsión de Odriozola (es extremo, no lateral) y un claro penalti sobre Brahim que no vieron ni los de abajo ni los de Las Rozas. Primera derrota liguera y primer fiasco de Zidane tras un Virus FIFA. Y el Barça nos quita el liderato. ¡Vaya día!

Zizou regresó. Zinedine, el hombre que volvió a decirle a Pogba esta semana "vente pa'l Madrid" (esta vez en el paraíso de Dubái), regresó a Mallorca. Una isla que desde 2006 le trae malos recuerdos, que a partir de hoy quedarán aumentados hasta provocarle dolores de cabeza. Aquel 26 de febrero fue terrorífico. Una fortísima tormenta de agua y rayos adornó la dura derrota sufrida por el Madrid de López Caro ante el Mallorca de Gregorio Manzano. Ramos marcó el 0-1 y casi ni lo celebraron sus compañeros. Mal síntoma. Raúl, Salgado y Helguera se quedaron en el banquillo con cara de pocos amigos. Encima, Etoo apareció en la tribuna de autoridades y las gradas de Son Moix rugieron. Los bermellones se vinieron arriba. El argentino Pisculichi y el venozolano Arango firmaron la remontada bajo el diluvio. El Madrid, en un 26 de febrero, ya tenía la Liga perdida. El Barça iba diez puntos arriba... Al día siguiente y ante la sorpresa del personal, Florentino dimitió. Trece años después, esta vez con corbata y en el banquillo, Zidane regresó al lugar de los hechos y reescribió aquella pesadilla en la isla...

Nadal, ‘El Vikingo’. A 67 kilómetros de Son Moix, en la preciosa Bahía de Pollença, Rafa Nadal contraía horas antes matrimonio con Mery Perelló. Si en vez de ser tenista hubiese sido futbolista, este madridista irreductible hubiera levantado más Champions que su amigo Sergio Ramos. Con once nadales en el campo el Madrid sería invencible. Él, pese a sus 33 años, no tiene fecha de caducidad en su yogur. El próximo 4 de noviembre el manacorí será de nuevo el número 1 del ránking ATP. Este Madrid ya sólo ostenta ese liderazgo en los balances financieros de la revista Forbes. Para lo que nos hemos quedado...

Afición frustrada. Todos me mostraron su rabia y su tristeza tras la derrota. Desde que se fue el jugador de los 701 goles no damos miedo a nadie. Ojalá que en Estambul reaccionemos el martes. No me olvido de mis amigos de las peñas madridistas Contracolp de Monóvar (Alicante), ‘Plaza de España’ de Talavera de la Reina (Toledo) y los hermanos Ortiz de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real), así como de Cándido Álvarez, un tinerfeño con sangre blanca hasta la médula que sufrió como nadie las dos Ligas perdidas “de aquella manera” ante el Tenerife en 1991 y 1992. Y no me olvido de Paquita Torregrosa, que nos ha dejado para siempre y que ha dejado huella en Montoro por su madridismo fiel y honesto. Ella estaría ahora llorando por su irreconocible Madrid...