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Ojalá me equivoque

Todos los aficionados del Barça miramos con nostalgia hacia los banquillos desde la marcha de Pep. Luis Enrique nos alivió el año del triplete. Pero no sólo el banquillo activa la nostalgia; también lo hace el campo. Excepto Leo Messi, Piqué y 'Busi', los míticos jugadores de aquel equipo se han ido yendo y no todos han sido suplidos convenientemente. Desaparecido el timonel, Xavi, no hemos sabido reponernos aún ni a nivel futbolístico ni de jerarquía. Lo mismo sucedió con Iniesta, el genio inimitable.

Hablamos de los mejores centrocampistas de la historia del fútbol, por talento y por años rindiendo a ese nivel. Sin haber recuperado aún el timonel, ahora vemos, con gran dolor, que estamos perdiendo el ancla, Sergio Busquets, el mejor pivote defensivo de la historia. La desnaturalización de aquel Barça viene de haber ido sacando piezas y metiendo otras, casi siempre, de mucho menor calado. Menos Suárez, Ter Stegen y Alba, figuras de primerísimo nivel, se ha perdido en todas las posiciones. Cambiar a Dani Alves por Semedo es una idea kafkiana, a Puyol por Lenglet o Umtiti no tanto, pero no aportan lo mismo ni a nivel defensivo ni de liderazgo.

Todos los que han intentado suplir a Iniesta, Xavi o Busi han quedado retratados excepto Rakitic, que ha ofrecido mucho, pero no esa magia. Por el camino han quedado jugadores como Coutinho, André Gomes, Thiago, amantes de temporada que no han llenado el vacío que deja perder a un gran amor.

Arthur y De Jong quizá puedan lograrlo cuando maduren debidamente, pero es pronto para saberlo y ya llevamos varios años de gran espera. De Jong pinta a jugador histórico. Veremos. La pregunta ahora es, ¿cómo sustituir a Busquets? En esta plantilla actual veo muy difícil que alguien pueda y oteando el panorama internacional tampoco veo al jugador que reúna esas cualidades de jugador absoluto. Se habla menos de él, pero creo que aquí el Barcelona corre el riesgo de entrar en su quinto Vía Crucis tras Xavi, Puyol, Iniesta y Alves. Ojalá me equivoque.