Derecho al pataleo en Cornellà-El Prat

Según la RAE, el 'derecho al pataleo' es una "última y vana actitud de protesta que adopta o puede adoptar el que se siente defraudado en sus derechos". En el mundo actual, plagado de activismo de sofá, de gente 'revolucionaria' sin mayor acción que la del movimiento de su dedo pulgar para escribir en redes sociales, no hay nada como acudir a un clásico del balompié para reivindicar lo que uno considera que le ha sido arrebatado: la pitada.

La pitada en el estadio es el único acto capaz de proclamar el estado de sitio en cualquier club, ese que suele acabar con el entrenador desterrado del lugar. El temor a que el sonido de viento cambie de dirección y apunte a la zona donde se sientan los de corbata, es más grande que el miedo que sienten los directivos a cualquier 'tuit' viral contra todo y contra todos. 

La afición del Espanyol, que siente que su mayor derecho le ha sido arrebatado, el de la ilusión, acumula razones para ejercer el pataleo desde el mercado de fichajes. Además, derrotado en los cuatro partidos, este Espanyol ha protagonizado el peor arranque como local en la historia de LaLiga. No es cosa menor.

El derecho al pataleo es, por tanto, la protesta de la afición como método de reconocimiento de la derrota de los suyos. El equipo parece terminar cada partido así, derrotado, que es mucho más doloroso que haber perdido.

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