Joao Félix y Hazard faltaron a la cita
Capello me dijo una vez que él esperaba de sus porteros una sola parada: la parada del partido. Viendo la que ayer le hizo Oblak a Benzema se entiende bien aquello. Fue la parada del partido, en la que se esfumó el único momento de verdadero peligro que tuvo el derbi. Un derbi apretado, en el que el Atlético jugó como suele y el Madrid con unas precauciones que no suelen estar en sus prioridades. Atacó con poco gente, no soltó apenas a los laterales y se aplicó sobre todo a garantizar el cero por tercer partido consecutivo en su portería. Courtois sólo tuvo que intervenir con riesgo en un centro de Trippier.
Mandaron las precauciones, en fin. Y en días así, los goles sólo llegan cuando alguien se saca un conejo de la chistera. En el campo había jugadores a los que se les conocen aptitudes para ello y las miradas recaían en Joao Félix y Hazard, los chicos nuevos, los más esperados en este partido. No comparecieron. Joao Félix tuvo una escapada en la que cruzó demasiado el balón. Hazard, ni eso. Los dos fueron sustituidos. Otras bazas de ataque tampoco aparecieron, salvo Benzema con ese cabezazo que paró Oblak. Diego Costa peleó sin descanso, pero de peligro, nada. Hizo extrañar mucho a Morata, mucho mejor ante defensas cerradas.
En un partido así, tan para bregadores, Thomas dio un curso. Quitó, armó, lanzó, alimentó al ataque. Un partido redondo de un jugador que está cuajando en algo muy serio. Kroos fue a más y hasta soltó dos disparos desde fuera que también se quedó Oblak. Bale hizo una buena primera parte, pero fue a menos. Trippier escapó mucho por su banda, pero escogió mal los centros. Fueron las pocas cosas que dejó este derbi sin goles que en realidad lo ganó el Barça, vencedor en Getafe y regresado a casa con siete puntos, los tres suyos y los cuatro que se dejaron los contendientes madrileños. Con razón a Ramos le supo a poco el empate.